El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

jueves, 19 de junio de 2008

Quema de libros.

Reproduzco aquí el comunicado que me han hecho llegar mis buenos amigos de Maghenta:

Maghenta Editorial invita a quemar ejemplares de uno de sus libros en las próximas hogueras de San Juan.
Editorial Maghenta quiere celebrar el próximo solsticio de verano con fuego y libros. Solicita a sus lectores una dirección postal y el lugar donde pasarán la noche de San Juan para enviarles por correo un ejemplar de la obra "Bt Portman, el último petrolero" de Diego Meca.
Los responsables de la editorial se acogen a la cita de Ray Bradbury:
"hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos", en el convencimiento que nadie se atreverá a leer la obra mencionada, por lo que invitan alegremente a prenderle fuego. Eso sí, también solicitan una foto digital del momento del incendio del libro, que deberán enviar a la dirección maghentaeditorial@gmail.com
Maghenta propone a sus lectores sentirse cómplices de Carvalho, "que prendía sus hogueras con letra impresa"; a disfrutar de ser el último aliado de Henry Miller, "empeñado en incendiar todas las bibliotecas del mundo", o de un espíritu tan romántico como el del Kafka "que quiso alumbrar la inmortalidad con la quema de sus obras completas".


No deja de ser curioso que una editorial fomente la quema de libros, aunque si uno se entera de lo que les hizo el autor (merece la pena leerlo aquí, pasando todas las diapositivas del slideshare), lo que extraña es que no se decidieran por hacer lo propio con el autor.

Por cierto, pasado mañana me voy Almerimar, esta vez de vacaciones.

sábado, 14 de junio de 2008

El reino de los cielos

No deja de tener gracia que este gobierno de tibiezas y medias tintas, que lo único en lo que aparenta mostrarse firme sea en su carácter republicano y en su laicismo militante y beligerante, haya acabado por instalarse en el reino de los cielos. Y no digo esto por que el buenismo de opereta del que hace ostentación le haya valido la salvación eterna, sino porque hace tiempo que ha perdido contacto con los problemas terrenales que padecemos los que no le podemos pasar al erario público el cargo por las reformas del pisito, también del estado.

En el congreso, Zapatero sigue negando la existencia de la crisis, a despecho de los cientos de miles nuevos parados, del precio del gasoil, de los pisos que no se venden ni regalados y de que las estanterías de los supermercados, en las que anteayer escaseaba de todo, retrotraían la memoria a la posguerra y las cartillas de racionamiento.

En el centro de este gobierno avestruz, al que sus votantes permiten ignorar la realidad a base de rodearla con el lenguaje, de modo que en vez de crisis tenemos aceleración de la desaceleración y donde los trasvases son reasignaciones temporales de caudal, se yergue su ministra tótem, la “miembra”del gobierno Aido. Esta señora iletrada e inexperta, a la que la han puesto a la cabeza de un ministerio sin contenido, ha entendido perfectamente la dinámica del gobierno y el predominio del lenguaje sobre la terca y pérfida realidad, por eso se empecina en que la ilógica y machista Real Academia acepte el término “miembra”.

La oposición tampoco es ajena a estos afanes divinos, y mira al cielo y aguarda el maná. Rajoy, a quien le estorba la vieja guardia que heredó de Aznar, reza para que estos molestos compañeros se descabecen solos y le presenten la ofrenda en bandeja de plata. Aguirre, y quién sabe más, que quiere ser califa en lugar del califa, pero que no se atreve a levantar la cabeza, no vaya a ser que se la afeiten, dirige sus plegarias para que sea Rajoy el que se marche y le facilite la tarea.

Queda claro que los únicos que vivimos en la tierra, por no decir en el purgatorio, somos los de siempre, los que pagamos impuestos.

martes, 10 de junio de 2008

Doce cuentos con premio


Vuelvo a hablar en este rincón de Jesús Tíscar, uno de los escritores más originales y talentudos del panorama actual (seguro que también sería uno de los más controvertidos si lo leyesen más).

Acabo de releer 12 cuentos con premio, una recopilación de cuentos galardonados del autor y que nada tiene que envidiar a otros volúmenes que han recibido grandes premios al conjunto. Antes de hacerme con el libro, ya había conseguido “pescar” alguno de los cuentos en la red, como “El convento de las niñas muertas”, ganador del prestigioso premio de la Asociación de la Prensa de Ávila, o mi favorito, una auténtica obra maestra, “Breve noticia de un folletinista provinciano de éxito”, con el que obtuvo el segundo premio del Fernando Quiñones. Incluso así, la impresión que produce el conjunto es mucho mayor que la suma de sus partes, pues entre los distintos cuentos se desarrollan indudables sinergias que potencian el resultado final. En “Obscenus” se vislumbra ya la estrella que estalló en supernova en “La poetisa”, y algunas obras, de auténtica paleontología del autor, como “Los satélites de Marte”, de 1996, prueban que el jienense lleva ya muchos años escribiendo con un nivel soberbio.

Una lectura indispensable; eso sí, quien no tolere el submundo freudiano de Tíscar, mejor que no se acerque a este libro.

lunes, 2 de junio de 2008

Las corrientes oceánicas, de Félix J. Palma.

Antes de abordar este libro, con el que consiguió el premio Luís Berenguer de novela, me gustaría contar otra anécdota relacionada con el autor.

Esta mañana, mientras que un taxi me llevaba al aeropuerto, he podido escuchar en la radio que, en Japón, una mujer de cincuenta y tantos años ha estado más de un año viviendo en un armario de otro hombre sin que este se enterase. Hace unos días, reseñaba aquí “Las interioridades”, del mismo autor; el cuento que da título al libro, uno de los mejores que ha leído este servidor, narra las andanzas de una particular fauna que pulula por los roperos ajenos. Uno admiraba esta historia justo por la maestría demostrada al narrar una situación tan fantástica e inverosímil haciendo gala de tal coherencia interna que uno se traga cada palabra sin pestañear, ¡y resulta que hay un caso real que parece plagiar al cuento!

Las corrientes oceánicas es un libro que, cuanto menos, podemos calificar como “particular”. El comienzo te hace sentir que vas a disfrutar de una obra maestra, pues arranca haciendo exhibición de un lenguaje de una riqueza exquisita, alejado de la habitual tendencia al barroquismo del autor, y repleto de unas observaciones que evidencian una agudeza y una perspicacia extraordinarias. Por desgracia, los preámbulos de la historia se prolongan durante la mitad de la novela, que te causa la impresión de estar leyendo un cuento extralargo, de una densidad inaudita, y que a mi casi me obliga a abandonar la lectura. En el tercer cuarto del libro, la narración sufre un giro radical, y el autor desarrolla una trama sorprendente, que te incita a devorar las páginas. El desenlace no está a la altura de la trama, pues es forzado, inverosímil y, por momentos, pueril. Incluso, en ocasiones, los personajes actúan con evidente desprecio a toda coherencia interna, incluso a la de la propia historia. El epílogo es memorable y bien podría ser considerado, en si mismo, como un cuento extraordinario.

A decir verdad, no tengo clara cuál es mi opinión sobre el libro, y si alguien me obligase a dar un veredicto tajante sobre el mismo (si me ha gustado o no), con sinceridad, no sabría qué decir.

Para los envidiosos: esta semana también estoy en Canarias.