El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 29 de noviembre de 2011

Las tontas del Twitter


En efecto, este, y no el bote, es ya el juguete predilecto de los tontos de solemnidad, como lo probaron las diputadas autonómicas navarras Nekane Pérez, de Nafarroa Bai, y Amaya Zarranz, del PP, cuando, en mitad de un pleno en el que se debatían los presupuestos, intercambiaban chismes sobre tacones, sexo y el atuendo de los diputados.
Y postulo su tontuna no por escribir estas frivolidades, que ya supondría bastante mérito, sino por hacerlo mediante Twitter, donde cualquiera puede leerlas y comprobar a qué se dedican las diputadas autonómicas durante un pleno tan transcendente.
Y, cómo no, una vez más, se prueba lo absurdo que resulta mantener un parlamento donde un montón de máquinas orgánicas de votar, pagadas a precio de oro, matan el tiempo en memeces durante los plenos, ya que no tienen otra cosa que hacer que votar lo que les manda su partido. También, por añadidura, el dislate que supone el mantener una panoplia de parlamentos autonómicos para más de lo mismo, así como la miríada de altos cargos y sus cortes y cohortes que implica el estado de las autonomías.
Mientras tanto, representantes electos y costeados por el erario público reducidos a meritorios de varietés, inspiración para una nueva comedia de Lina Morgan.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Refundación institucional


A la vista de lo ocurrido en las elecciones del 20N y cuánto claman unos y otros por lo injusto de los resultados efectivos obtenidos (número de representantes en las cámaras) frente a los votos recibidos, cabe colegir que urge impulsar las siguientes medidas:

1-  Implantar la circunscripción electoral única para que los partidos minoritarios de ámbito nacional como IU o UPyD no resulten marginados frente a los partidos de taifas, cuyo único afán, bajo la bandera  de una supuesta autodeterminación, su única razón de ser, pues carecen de otro ideario, es devorar el estado a cucharaditas.
2-  Nadie se deja influir por los carteles ni la propaganda electoral, cuya retirada supone un importante dispendio a los municipios, por lo que se prohibiría la propaganda electoral en formato físico y se permitirían sólo los espacios en medios de comunicación y redes sociales. Además, así los partidos evitarían tener que hacer frente a unas onerosas campañas que se suelen sufragar de forma un tanto opaca.
3-  Estamos en el siglo XXI. Permitamos votar telemáticamente mediante certificado digital o DNIe, habilitando unos pocos centros de votación para las personas que no dispongan de recursos propios para hacerlo. Se ahorraría un importe nada despreciable en papeletas y urnas, además de pagos a presidentes y vocales de mesa. El recuento sería inmediato.
4-  Entre senado y congreso contamos con 558 altos cargos, cuya función se limita a ejercer de meras máquinas orgánicas de votar, además de secretarias, traductores, administrativos, etc., y no hablemos de gimnasios, jacuzzis y otros lujos asiáticos, un dispendio que el país no se puede permitir en tiempos de crisis, por lo que basta que se reúna un representante de cada partido, con su voto ponderado por la representación obtenida.
5-  Dado que no ya se necesitarían ambos edificios, bastará con una pequeña sala de reuniones en la Moncloa, incluso un plató, si los políticos no se quieren quedar sin escaparate, por lo que se venderán y se dejará de gastar un potosí en su mantenimiento.

Por supuesto, el siguiente paso sería acabar con las comunidades autónomas, pero todos los partidos se nutren en estos abrevaderos y ninguno estará dispuesto a renunciar a ellos.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Ley D’Hondt, ley del embudo


Resulta llamativo que locutores y tertulianos políticos coincidieran tras los comicios en la clamorosa injusticia que suponen los más de doscientos mil votos que le ha costado cada escaño a  UPyD o los ciento cincuenta mil  de IU, frente a las gangas de poco más de sesenta mil de CiU o los cuarenta y siete mil de la nueva marca de ETA, hecho objetivo y sobre el que no se puede disentir, pero lo de veras asombroso es que unos y otros atribuyeran la causa de esta tropelía a la siempre vilipendiada ley D’Hondt. Incluso, una famosa periodista especializada en estos asuntos (Pilar Cernuda, para qué andarnos con rodeos) se atrevía a afirmar que, por paralelismo con los partidos de taifas,  la formación de Rosa Díez hubiera obtenido más diputados si se hubiera presentado sólo por Madrid, prueba notoria de que la ignorancia no está reñida con la notoriedad, muy al contrario, y además emparentada con la osadía.

La tan maltratada ley no puede ser la causa de estos desmanes, ya que esta ley perjudica a las minorías en general, y en estos comicios, como en todos, quienes se ven siempre más desfavorecidos son los partidos de ámbito nacional frente a los partidos de taifas, y esta infamia se produce por la compartimentación geográfica de los escaños: esto es: trescientos mil votos repartidos en cuarenta provincias pueden no suponerte ningún diputado, mientras que si se concentran en tres pueden valerte siete.

Es evidente que esta fragmentación del voto no tiene sentido alguno, ya que la asignación territorial de los diputados es meramente nominal, y, a diferencia de lo que ocurre en Gran Bretaña u otros países, no existen diputados de distrito a quienes acudir cuando uno tiene un problema con la administración, por lo que es evidente que debiera existir una circunscripción electoral única que eliminase esta fuente de agravios, y ahora, que el gobierno no precisa de los partidos de taifas para gobernar, debiera ponerse de acuerdo con el PSOE para cambiar de una vez la ley electoral.

Y, por lo que respecta a la denostada ley D’Hondt, imaginen que no existiera: en ese caso, el PP no podría gobernar ni siquiera en coalición con CiU, y eso que ahora entre ambos suman más de doscientos escaños. Un parlamento meramente proporcional sería ingobernable: incluso con el sistema actual, durante la mitad de las legislaturas, todas las que no ha existido mayoría absoluta, los gobiernos han sido rehenes de los partidos de taifas, así que la ley D’Hondt ni me la toquen.

martes, 8 de noviembre de 2011

Y, después del debate, ¿qué?



Mi primera conclusión sobre el debate es que su importancia se ha sobredimensionado.
A lo largo de los días previos, se ha estado otorgando una desmesurada notoriedad al debate y a cómo lo estaban preparando, como si los candidatos fueran dos púgiles que optaran al mundial de los pesos pesados. Tras contemplar su desarrollo, tuve más la impresión de asistir a una pelea de pesos moscas poco belicosos, que intercambian unos pocos golpes, más coreográficos que contundentes, los justos para que el público no les silbe.
En cuanto a los contenidos que aportaron ambos candidatos, los encontré del todo irrelevantes: Rubalcaba se limitó a formular una serie de ideas peregrinas, más propias de ZP que de él mismo, mientras que Rajoy recurría una y otra vez a una idea tan bonita como abstracta, crear empleo, sin explicar cómo iba a lograr tan meritorio fin.
En el aspecto frívolo, me sorprendió el modo escandaloso en el que Rubalcaba guiña y bizquea cuando habla, especialmente llamativo en su exposición final (porque no le quitaron el plano), y que, al menos a mí, me hacía sentirme bastante incómodo, pues daba la impresión de que iba a sufrir alguna clase de colapso.
Mi segunda conclusión es que el debate resulta intrascendente. A la llegada a sus respectivas sedes, los candidatos fueron aclamados por sus partidarios como hinchas futboleros que celebran un título europeo, y los medios de uno y otro signo incurren en el mismo pecado. Por ejemplo, Público abre su portada con “Rubalcaba acorrala a Rajoy con su ‘programa oculto’”, mientras que ABC titula “Rajoy, en las encuestas... y en el debate” y La razón “Rajoy presidente”
Resulta incuestionable que el debate no convence más que a quienes ya están convencidos, y que los indecisos se dejan guiar más por impulsos o intuiciones que por las vaguedades que se expresaron en el mismo.  Entonces, ¿qué sentido tiene celebrar estos cara a cara? Parece evidente que son una mera liturgia, una de las partes más vistosas del espectáculo mediático que constituye la campaña electoral, una mera exhibición de los candidatos frente a sus incondicionales, una pelea de mentirijillas o un combate de pressing catch.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Publicidad engañosa



A despecho de todo sentido común, un servidor se embarca el miércoles pasado en el montaje de unos muebles de cocina de Ikea.
Primera cajonera: justo después de celebrar lo fácil que resulta ensamblarla, compruebo que he insertado el frontal equivocado en ella, y parece imposible desbloquear el diabólico sistema de resortes que lo aferra, como náufrago a su tabla.
Muy ufano, recuerdo que, al comienzo de todos los folletos de montaje de Ikea, aparece un monigote consternado porque no comprende las instrucciones y a continuación feliz tras telefonear a Ikea. Animado de esta guisa, me dispongo a rastrear por la www el susodicho número como un sabueso de caza, si bien, para mi desesperación, no aparece por parte alguna; apenas localizo un formulario de contacto, donde dejo constancia de mi problema y, tras hacerlo, me indican que se pondrán en contacto conmigo en 48 horas.
Dado que, ni en las instrucciones ni en lugar alguno, figura cómo desmontar ese pérfido archiperre, servidor opta por la ingeniería inversa e incrusta uno de los enganches en una guía y, a resultas de semejante osadía, este también se queda bloqueado. No contento con ello, empujo con un destornillador el mecanismo que me queda sin bloquear para observar cómo actúa, con el resultado de que este también se queda encajado de forma irreversible.
Dado que me he quedado sin más cajoneras con las que ensayar, enredo con las que tengo bloqueadas hasta que descubro cómo se libera el dichoso mecanismo.
Apenas hace unos minutos, recibo un email del servicio de atención al cliente de Ikea indicándome la respuesta, muy sencilla, por cierto, una vez que se sabe. Menos mal que lo que se había quedado bloqueado era el frontal de una cajonera y no un niño dentro de un armario.
¡Como para ir con unas prisas!

jueves, 3 de noviembre de 2011

Desunión Europea


El problema de que Papandreu haya sacado la vena levantisca, de adolescente rebelde en plena edad del pavo, no es que los mercados se hayan vuelto histéricos (siempre lo están: si no es por esta causa, lo será por otra), sino que el incidente demuestra el enorme sinsentido que supone la Unión Europea, ese monstruo con un solo cuerpo y 27 cabezas.
Imaginen ustedes una familia que comparte techo, pero cada cual hace su vida, dispone de sus finanzas a propia voluntad y se endeuda sin contar en el resto: pues bien, esa imagen es benévola comparada con la realidad de la Unión.
El despropósito se multiplica en España, donde además el gobierno central está casi desprovisto de competencias, y tenemos otras 17 administraciones autonómicas dedicadas a guerrear por su cuenta, cuando no entre ellas.
Por añadidura, padecemos el dislate de que las decisiones del parlamento europeo no sirven de nada si no cuentan con el visto bueno de la cancillera Merkel, y que los ”fuertes” se apresuran a ofrecer como chivo expiatorio a los “débiles” a la mínima sospecha de que pueden venir mal dadas, como constatamos que ocurrió con laobligación de  recapitalización de la banca española.
Tenemos un serio problema, que no se arregla con cataplasmas. La Unión precisa una verdadera vertebración, que pasa por la cesión de competencias de los estados miembros, que garantice que la Unión haga una política global, buscando el beneficio de su conjunto, en lugar de estas intrigas palaciegas en las que cada cual apenas aspira a su propio provecho.