El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

miércoles, 30 de abril de 2008

La espina de la amapola (reseña)


Con este sugerente título, el Zamorano afincado en León, Javier Pérez, presenta su segunda novela de la mano de Planeta. Al igual que en su primer libro, “La crin de Damocles”, que le brindó el premio Azorín 2006, la trama es coral, polifónica y compleja, como una composición de Tomás Luis de Victoria. Edificada a base de capítulos breves, la acción va saltando de un personaje a otro mientras que dibuja una historia ágil y dinámica, que evoluciona de modo lineal y en “crescendo” hasta el vibrante desenlace final, sin escamotear información ni tender alevosas trampas al lector, nobleza que es de agradecer en los tiempos que corren. A semejanza de la primera entrega, también está protagonizada por Müller, el tenaz comisario de asuntos políticos, en esta ocasión reconvertido en azote del naciente crimen organizado.

Ambientada en 1923, en la Alemania de entreguerras, con el partido comunista debilitado y los principales dirigentes nazis encarcelados, una nueva amenaza se cierne sobre la abatida nación que sueña con salir de la miseria: las emergentes organizaciones de traficantes de morfina. En un país paupérrimo, donde las heridas de guerra han generado multitud de adictos en los hospitales de campaña, el tráfico de opiáceos se perfila como un negocio en auge del que tratarán de hacerse amos hombres sin escrúpulos, que no dudarán en desatar una cruenta guerra en las calles para hacerse con el control de tan suculento negocio. El propio Hermann Wilhelm Göring, creador de la Luftwaffe y segundo de Hitler al comienzo de la guerra, herido durante el Putsch de Múnich, circunstancia que lo convertiría en adicto a la morfina, es uno de los villanos de la historia.

Bajo estas premisas, el comisario Müller tiene que enfrentarse a los traficantes y soportar la presión del nuevo ministro, un superior concebido según los cánones del género negro: irracional, despótico y que no hace otra cosa que entorpecer la labor de su subordinado.

Un libro, sin duda recomendable, de un escritor que va a dar mucho que hablar: recuerden el nombre (su mérito tiene, lo reconozco).

martes, 29 de abril de 2008

Un gobierno de chiste

La gestión que se ha hecho de la crisis del aceite de girasol ha constituido todo un manual de qué es lo que no debe hacerse en estas circunstancias. Y, además, tienen la desfachatez de decir que no están para satisfacer la curiosidad de los periodistas (será porque los periodistas van a la rueda de prensa sólo para reírles los chistes).

Este gobierno a mí me recuerda a Homer Simpsom a los mandos de la nuclear, apretando botones al buntuntún, y me tiemblan las rodillas cuando pienso en que de estos “figuras” depende la gestión de la crisis económica en la que estamos inmersos.

lunes, 28 de abril de 2008

Pata Palo y secuaces

Como cabía esperar, este gobierno ha resuelto el incidente del “Playa de Bakio” de modo vergonzante y de tapadillo, muy en su línea. Por supuesto que había que pagar, pero a mi me hubiese gustado ver en la tele a un Zapatero digno (si se me permite la contradicción) afirmando sin vergüenza que había pagado, pero que lo de Sarkozy había sido una mierda al lado de la que le iba a organizar a los piratas a partir de ahora. Pero este gobierno de tibiezas y talantes se limita a aflojar bajo la mesa y a eludir respuestas, y en ningún modo cabe esperar firmeza o decoro alguno en sus posturas.

En cualquier caso y con todo respecto a las víctimas y a sus familias, este suceso no deja de ser una anécdota que, en el fondo, le ha venido bien al gobierno, pues todos estos días no se ha hablado más que de él y en los venideros cabe imaginar otro tanto, mientras que se ha olvidado a los verdaderos y temibles corsarios que se ciernen sobre todos y que responden a nombres tan temibles como “Desaceleración” (“Crisis” para los amigos), “IPC” y “Destrucción de Empleo”, liderados por el temible capitán “Euribor”.

Que nos pillen confesados.

miércoles, 23 de abril de 2008

Vivienda a cambio de sexo

Esta mañana lo escuché en la radio, y no hay más que rezarle un poco a San Google para comprobar que diversos portales están plagados de anuncios en este sentido.

¡Menos mal que Solbes empieza a recortar sus previsiones, pues la economía va tan mal que hasta el sexo se paga en especie! La idiosincrasia española hace que, aunque no tengamos qué llevarnos a la boca, siempre hallemos algo para vicios, y si estos se empiezan a adquirir mediante trueque, es que la cosa es preocupante de veras.

lunes, 21 de abril de 2008

¡Y tú más!

Este rifirrafe que se traen en el PP a mi me recuerda a una disputa entre dos muchachuelos bravucones que no se atreven a llegar a las manos, más por temor a la derrota que al adversario.

Al margen de la anécdota, me parece profundamente inmoral la falta de democracia interna de los partidos, más parecida a la democracia orgánica del Caudillo invicto que a lo que debería ser. Cualquier intento de aspirar al liderazgo se considera casi como un sacrilegio, y al aspirante se le ve como un peligroso cismático.

Que conste que no admiro nada a la “cultura” (fíjense que entrecomillo la palabra) americana, pero en ciertas cosas, como en esta, nos dan sopas con honda.

viernes, 18 de abril de 2008

Todos seremos iguales

Aunque unos lo sean más que otros, permitan que cite a Orwell. Se han cargado el ministerio de agricultura y, en su lugar, han creado este sofista ministerio de la igualdad.

De aquí a medio año, el filete de añojo será tan exótico como las angulas de Aguinaga, pues se están sacrificando cuando nacen a todos los terneros, debido a que el precio de mercado a las dos semanas de vida es bastante inferior al de la leche que se beben en estos quince días. El precio de los cereales (con los que se ceba al ganado) está por las nubes a causa de que a nuestro genial gobierno se le ha ocurrido apostar por los biocombustibles (sin preveer nada ni pensar en las consecuencias), y el del petróleo, que redunda en el de combustibles y fertilizantes, todos sabemos cómo está.

Aun así, es mejor ignorar todo esto y, cargándonos el ministerio, echamos una capa de tierra sobre el problema, rezando para que el muerto permanezca en su sitio al menos otros cuatro años. Y al transvase del Ebro se le llamará traslación espaciotemporal de óxido de hidrógeno en estado líquido, o cualquier otra majadería, como si eso no supusiera llevar agua de un sitio a otro. Y creamos un ministerio, desprovisto de contenido real, en torno a una bonita palabra. Puestos a ello, podrían haber creado también el ministerio del talante. Ya que este presidente se ha empeñado en gobernar a base de linguística, a ver si alguien le explica que talante, en sí, no es nada; otra cosa es que se diga talante moderado, talante autoritario, etc.

El resultado del experimento

En primer lugar, agradeceros vuestra colaboración a todos los que os habéis prestado a participar en él.

Aunque todavía me falta alguna respuesta por recibir, me atrevo a publicar los resultados porque son unánimes; todos los que me han contestado entendían que el comisario estaba de alguna forma implicado en el asesinato del fiscal anticorrupción, y de ahí su interés por acabar con el ruso: en eso habéis acertado todos, algo de lo que me alegro, pues era la parte más importante y la que daba sentido a la trama. El segundo punto, es donde todos habéis hecho aguas (o las he hecho yo, por no haberme explicado con más claridad), y es por qué el ruso, si era una suerte de “Super-Rambo” se deja atrapar como un corderito por un novato y un subinspector calzonazos; lo que el autor tenía en mente era que el ruso era un cabeza de turco; si de verdad hubiese sido quien decía el comisario, los protagonistas hubiesen terminado con el pescuezo roto o un par de balas entre las costillas.

Dice Javier Perez que en el relato negro todo debe justificarse; yo no opino así, sino que creo firmemente que en el relato negro, como en cualquier otro, la acción y los personajes deben ser coherentes con las premisas, si bien no es preciso que las expliquen al detalle; es más, un cierto margen de interpretación, como al parecer ha tenido este cuento (sin pretenderlo, todo hay que decirlo), hasta cierto punto lo enriquece.

QUEDA PROBADO, amigo Javier, que, al menos en este caso, el más raro de los dos eres tú, y lo único que lamento es que no nos hayamos apostado una buena cena (y que conste que tengo un apetito desordenado).

Aun así, debo confesar que no las tenía todas conmigo, pues, en más de una ocasión, he comprobado que el sentido que uno tiene de lo que es obvio no coincide con el del resto de los mortales. Para ilustrarlo les pondré un ejemplo, bastante ilustrativo.

Aquí donde me ven, este servidor fue uno de los socios fundadores de la asociación abulense de heráldica y genealogía (también el único causante de su disolución, pero eso no resulta tan honroso). El caso es que, como primera actividad, dicha asociación pretendía editar un boletín. Como, por supuesto, no tenía (y sigo sin tener) la más pajolera idea de heráldica o genealogía, escribí un relato humorístico que estaba protagonizado por un tipo bastante cursi (que se autodefinía como erudito, historiador y tasador de embudos) que en un lenguaje bastante pedante narraba cómo compró un escudo a un moro en el rastro. En la jerigonza heráldica, describía el contenido del escudo: un balde (que es como se llama en mi tierra a un barreño pequeño) y unos rábanos; en la parte trasera del escudo había una leyenda (encimadetinajapan, sin espacios, tal como se escribía en la edad media), y, al final del relato, el protagonista se daba cuenta de que algunas de las letras, en vez de grabadas, estaban pintadas con purpurina. La cuestión es que las dos gracias del relato, el apellido del escudo (Valderrábanos, uno bastante famoso en Ávila) y que si quitabas de la leyenda las letras pintadas con purpurina quedaba “made in japan”, no fueron entendidas por ninguno de los que leyeron el relato, y eso que era una caterva compuesta por los más asquerosamente culturetas de la ciudad.

A los que no os haya dado tiempo a enviar vuestra respuesta, la podéis dejar aquí abajo.

lunes, 14 de abril de 2008

Y, al que no quiera ser libre, le obligaré a serlo

Esto era lo que decía “Pepone”, el alcalde comunista del pueblo de “Don Camilo”; algo no demasiado diferente viene a ser el nuevo ministerio de la igualdad.

Es típicamente socialista (en realidad debería decir PSOE-ista, pues se confunde la parte con el todo) esto de “imponer” la libertad a golpe de ley, y típicamente zapaterista esto de tratar de concretar conceptos abstractos y difusos, si se me permite la antinomia, como la “alianza de civilizaciones” o el “ministerio de la igualdad”.

En todo caso, esta forma de pretender forzar la igualdad a base de decreto y calculadora en ristre, lo que provoca justamente es generar mayor desigualdad e injusticia. Si se desea de verdad fomentar la igualdad, lo que hay que hacer es crear las circunstancias que la favorezcan, como por ejemplo que haya plazas de educación infantil para todos los que las soliciten (en Madrid son algo casi tan extraordinario como los pisos de protección oficial), que estos centros no cierren todo el verano, fiestas locales, nacionales y extracomunitarias, así como que no te manden el niño de vuelta a casa porque tenga un resfriado y treinta y siete grados y medio (no estaría de más que contasen con una suerte de mini-hospital para estos casos).

Y lo peor de todo es que estos pseudoministerios, sin funciones reales, lo que hacen es gastarse un Potosí, que pagamos los ciudadanos de a pie con nuestros impuestos, en inútiles campañas publicitarias (cómo se explican si no el sorprendente mamporrerismo de todas las televisiones durante la campaña).

No estaría de más que este ministerio se emplease a fondo en que cualquier ciudadano, con independencia de que viva en Andujar, en Irún o en Sabadell, tenga los mismos derechos, pero, no sé por qué, me da que no van a ir por ahí los derroteros.

Se buscan cobayas humanos…

… para un pequeño experimento literario, aunque, más que tal, casi lo podríamos calificar como psicológico. La idea ha sido de Javier Pérez, así que, si surge alguna reclamación, ya sabéis a quién hay que dirigirla.

La cuestión a dilucidar radica en lo que consideramos evidente; en este caso se trata de un cuento narrado en primera persona, que, como no puede ser de otra forma (ya que el narrador es un mero testigo y no tiene por qué saber más que el propio lector), cuenta el qué, pero no el porqué, y da la casualidad de que Javier Pérez y yo tenemos visiones diametralmente opuestas sobre lo que no se cuenta (el porqué), por lo que me tomo la libertad de solicitar vuestra colaboración para averiguar qué opináis vosotros.

Los interesados podéis enviarme un correo a sombraschinescas@yahoo.es y yo os responderé con el cuento de marras. Os advierto que el relato es uno de los más bestias que tengo (aunque todavía hay alguno que lo supera) y puede herir algunas (por no decir casi todas las) susceptibilidades.

Gracias anticipadas.

miércoles, 9 de abril de 2008

¡Horror, estamos en crisis!

¡Menos mal que Zapatero nos ha iluminado! Porque como los pobres españolitos no vamos a la compra, ni llenamos el depósito, ni pagamos hipoteca, ni conocemos a nadie que lleve tres meses tratando, en vano, de vender un piso, no hubiésemos sido capaces de darnos cuenta por nuestra propia idem.

No sé qué me fastidia más, si que me tomasen por tonto cuando hace poco más de un mes se negaba esto mismo por activa y por pasiva, o que den por supuesto que tengo memoria de pez, afirmando con total desvergüenza lo que antes se negaba con igual vehemencia. En todo caso, lo que me fastidia de verdad es que la mayoría actúe como si no le importase ni lo uno ni lo otro.

viernes, 4 de abril de 2008

Nada nuevo bajo el sol (y II)

Debe ser algo muy nuestro eso de tener gobernantes inoperantes, despreciados y ninguneados por el resto de sus colegas, mientras que el españolito de a pie se calza los machos y pone en su sitio a tudescos y levantiscos de turno. Ahora ya no se trata de Felipe IV y los heroicos tercios, sino del Getafe (que conste que no me gusta en absoluto el fútbol) que le dejó bien claro quién era a Beckenbauer, que con manifiesta desidia alardeaba de no conocerlo, mientras que vemos a Zapatero abochornado, con cara de pobre niño aburrido al que han forzado a acudir a una fiesta de cumpleaños donde nadie quiere jugar con él. Esto es lo que pasa cuando acostumbras a codearte con los piojosos y raterillos del barrio, y luego tu mamá se empeña en que alternes con la “gente bien”, en cuya puerta te has cagado: te toleran, por ser tu mamá quien es, pero no te admiten como un igual, de sobra saben quién eres tú.

Eso sí, con Polonia y Australia de maravilla.