El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

jueves, 25 de febrero de 2010

Decálogo por entregas (Corolario-A)

Nunca se corrige lo suficiente. Si incurres en la ingenuidad de suponer que un texto no precisa ser revisado, es porque no lo has dejado reposar bastante tiempo.

8 comentarios:

Araceli Esteves dijo...

Una verdad como un templo, sí señor.

J. G. dijo...

Vale, de acuerdo, pero como he dicho vale todo, también el no enfriamiento y el ímpetu, las palabras vienen y se van cuando empiezan a perder el hervor.

Juan Carlos Garrido dijo...

Araceli:
Bienvenida a estos pagos.

Jesús:
hay que escribir en caliente, pero corregir en frío.

Saludos a todos.

Sombras en el corazón dijo...

Que me vas a contar. Creo que el momento de parar es cuando te empiezas a meter con las comas. Quitas una. Y a la siguiente lectura la vuelves a poner.
Más vale dejarlo ya.

Un abrazo

Máster en nubes dijo...

Verdad verdadera ;-), y lo malo es que corriges, te corrigen incluso otros... y sigues viendo faltas, defectos, palabras que sobran, necesidad de limpiar más... Te llegas a volver loca a veces, lo dejas dormir y otra vez vuelves al texto y sigue siendo mejorable. Ay, Dios, qué desesperante a veces...

Mery dijo...

Siempre hay que corregir, sin duda, pero también se corre el peligro de hacerlo hasta el infinito, en un punto en que nada te parezca lo suficientemente bueno.

Un abrazo

Filisteum dijo...

En cambio, si corriges constantememnte, acabas siendo el tipógrafo de tu propia obra, lo que está un peldaño por debajo de escribiente

:-)

Juan Carlos Garrido dijo...

Es cierto que de nada sirve pasar una y otra vez sobre el mismo texto... si no dejas el tiempo preciso entre medias.

Un servidor, que aún no acabó de desasnarse y que aprende día a día, agarra un texto del año anterior y le cambia la junta de la trócola y lo alicata hasta el techo.

Saludos a todos.