Y los expertos postulan que la debacle obedece a la pérdida de confianza de los inversores en que el gobierno sea capaz de sacar al país de la crisis. Yo no puedo dejar de encontrar sorprendente, incluso cómico, que, después de la que ha caído, los inversores tengan que perder a esa hija pródiga que es la confianza justo ahora, y además todos a una.
En mi modesta opinión, la bolsa se comporta como un corrillo de comadres histéricas, y no hay que afanarse demasiado por buscar una explicación a algo que carece de ella. Y los expertos no son demasiado diferentes a los augures romanos, tratando de vaticinar el futuro por el vuelo de las aves; también porque, en buena medida, tratan más de encauzar ese porvenir que de predecirlo.
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4 comentarios:
No es un comentario para tu entrada pero no tengo otra. Gracias por pasearte por mi blog pero no entiendo lo que has querido decir en el comentario. Si puedes sacarme de la duda te lo agradecería. Un saludo
Venga, ahora toca levantar el optimismo.
Alguien dijo que la economía es un estado de ánimo.
Saludos.
Si fuese así, la estudiarían los psicólogos...
:-)
(Y a lo mejor acertaban más, no digo que no....)
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