El citado era el primer título del académico leonés, Luis Mateo Díez, al que me enfrentaba. Cuando lo estaba comenzando a leer (unas 90 páginas), un amigo me vio con él en la mano y me dijo que no le había gustado nada; en ese instante me sorprendió, pues a mí la historia (una aventura de viajantes de comercio ambientada en la época del “Cuéntame”) me estaba resultando dinámica y entretenida.
Según fui profundizando en la lectura, iban apareciendo tramas secundarias que se extinguían sin conducir a ningún lugar, o que se cruzaban una y otra vez con la principal sin aportarle nada, dando la impresión de que el autor cobrase por palabras o que le causase un vergonzante pudor el hecho de alumbrar un libro de menos de cuatrocientas páginas. Al concluirla, rubriqué la conclusión de que si, en lugar de casi quinientas páginas, hubiese contado con doscientas, podría haber resultado una magnífica novela.
A pesar de que la extensión ideal de una novela (desde el punto de vista de los certámenes) estaría en algo más de doscientas páginas, las dos últimas me han salido en torno a las ciento sesenta, y, en ocasiones, me he preguntado si no debía hacerlas crecer unas cincuenta páginas; este libro me disuadió definitivamente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Juan Carlos,
prueba con los cuentos de este tipo. Quizá te gusten más.
Saludos.
Intentaremos probar, aunque no es alguien cuyos libros se consigan con facilidad.
Un abrazo.
A veces las ideas más soprendentes, las que más enganchan, se transmiten con pocas palabras. Esto se puede ver no sólo en un libro, sino en marketing o en cualquier blof. Y también hay que admitir que es ciertamente difícil, cuando se enfrenta uno al documento vacío, decidir cuándo parar... :) y ahí puede estar el error :)
Por eso está lo de corregir en frío.
Un abrazo.
No sabes cuántas veces he tenido esa sensación, te entiendo muy bien: fuera tantas páginas de relleno, futiles e inútiles.
Un abrazo
Mery:
Al menos cuando son páginas de relleno uno puede saltárselo. Lo malo es cuando el relleno va entreverado, como la grasa en el pata negra.
Saludos.
Publicar un comentario