Si ya con su anterior libro, “Ventajas de viajar en tren”, António Orejudo dejó a quien suscribe sin aliento y epatado por su complejidad y perfecta ejecución, la lectura de esta magistral novela le confirma que se enfrenta a uno de los escritores contemporáneos con mayor talento que ha tenido el placer de disfrutar.
Valiéndose de la figura de Miguel Servet como excusa, dibuja un esplendido retablo de la Europa renacentista, bullente de nuevas ideas y herejías, pero sin caer en el error de pergenar una historia prolija e inabordable, muy al contrario, pues no se puede aparcar la lectura hasta que se concluye el libro, sin duda demasiado pronto.
La experiencia te deja con ganas de rebuscar otras obras del autor en librerías de viejo y ansiando que salga a la luz un nuevo título
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