Me permito parafrasear el nombre del mítico cuerpo canadiense, porque acabo de escuchar en en la radio que sólo pueden patrullar poco más de la mitad de los efectivos de la policía nacional que debieran hacerlo porque, a causa del recorte presupuestario, no se reparan los vehículos que se averían.
Es evidente que en una situación de estrechez económica hay que reducir dispendios, pero este tipo de gasto es justo la clase que no hay que eliminar, más bien al contrario, porque las penurias generalizadas determinan que esté aumentando la delincuencia.
Digo yo si no sería mejor eliminar algunos despilfarros que, con mucha generosidad, podrían calificarse de exóticos, como el ornamental ministerio de igualdad, ahora reconvertido a secretaría de estado, enviar a la miembra del gobierno y su séquito de intrigantes improductivos a engrosar las listas del INEM, reparar los coches patrullas y evitar que la mitad del cuerpo de policía se pase el turno jugando al mus en la comisaría.
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