Mariano Rajoy, el mismo al que se cuestionaba hace no mucho por parte de unos y otros, era recibido el pasado fin de semana en loor de multitudes. En el extremo opuesto, ZP, que por esas mismas fechas era proclamado como poco menos que un líder visionario o un santo laico, se ha convertido ahora mismo un peso muerto y ni siquiera quiere aparecer en los actos del partido, para los que delega en Rubalcaba.
Con todo esto quiero decir que el supuesto carisma y don de gentes que se supone poseen algunos políticos no es otra cosa que la erótica del poder, la sombra del alto árbol a la que todos quieren arrimarse.
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6 comentarios:
El carisma está sobrevalorado, como todo lo superficial. Al final, lo que habla de cualquier persona, incluyendo a los políticos, son sus acciones, lo demás son tonterías, pero así nos va por la vida. Un envoltorio bonito, una labia apropiada y la gente se tira de cabeza hacia ese algo que promete hasta meter y luego de metido, nada de lo prometido. Un abrazo.
Lisset:
Pensaba que ibas a decir que está sobrevalorado, como todo lo que se refiere a los políticos.
Rafael:
O sea: "Ensayo sobre la lucidez".
Un abrazo.
¿Carisma?
No lo encuentro por ningún lado.
Ay, aquellos políticos casi sabios de antaño.
COINCIDO CON LISSET, ASI NOS VAN LAS COSAS, TODO PURA APARIENCIA¡QUE PENA!UN SALUDO
Pero el carisma del que otros carecen sí que es una realidad.
Yo a Rajoy no le voto ni para presidente del equipo infantil de balonmano...
Triste, oiga...
rinconesdetucerebro:
Bienvenida a esta casa.
Javier:
Celebro eu hayas resucitado.
Saludos a todos.
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