Al
igual que no vacilamos en criticar cada vez que nuestros dirigentes se
equivocan (algo que sucede bastante a menudo, para qué negarlo), no podemos
omitir el reconocimiento cuando hacen algo bien, o al menos caminan en la
dirección correcta, así que debemos aplaudir a rabiar la propuesta de Montoro
para erradicar la morosidad de las administraciones públicas.
Desde
esta columna, hemos clamado en numerosas ocasiones por esa razón, y a nadie le
cabe duda de que los impagos de las administraciones, en particular de las
autonómicas y las municipales, ha sido uno de los más poderosos factores de
destrucción de empleo a lo largo del 2011 y lo que llevamos de 2012, con especial
incidencia en el sector de la obra pública, pero también en todo tipo de proveedores,
profesionales y autónomos. Resultaba vergonzoso que ayuntamientos y comunidades
adeudaran facturas de más de un año de antigüedad, cuando la ley les obliga a
una demora máxima de cuarenta días.
La
propuesta de Montoro impondría algo parecido a lo que se conoce como factoring para los pagos de la
administración, y trasladaría la presión de la morosidad a los bancos, que ya
es hora de que, por una vez y en lugar de alargar la mano, arrimen el hombro.
Veremos
si sale adelante.
2 comentarios:
Es que ha sido la gran vergüenza del Estado, la verdad.
Ojalá los propósitos de enmienda sean hechos reales.
Un abrazo
El consejo de ministros lo ha ratificado, si bien con largas.
Confío en que el remedio no se dilate tanto que encuentre al enfermo sepulto.
Saludos.
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