El hecho de que el dinero en metálico va a
desaparecer, el menos en la zona Euro, es una realidad a medio plazo, y la
medida de limitar los pagos en metálico a 2.500€ no constituye más que un primer paso.
Los gobiernos europeos, agobiados por la
deuda y el déficit público, no van a poder sustraerse a la tentación de
convertirse en una suerte de gran hermano que todo lo ve; la prueba es tan
sencilla como solicitar un borrador de la declaración de la renta y, si eres uno
de los pocos afortunados que no se encuentran el sistema colapsado, comprobar
cuánto sabe el estado de ti. No obstante, no les basta con eso y quieren tener
constancia de hasta el más ínfimo movimiento del último de nuestros céntimos, y
la moneda circulante es el más serio obstáculo al que se enfrentan para alcanzar
dicho fin.
Hoy en día, las condiciones tecnológicas y
sociales permitirían dar este paso de no ser por los bancos (de nuevo ellos) y
su contumaz voracidad por cobrar unas comisiones de usura por las transacciones
electrónicas. Bastaría que, en lugar de embolsarse un abusivo porcentaje de
cada movimiento, cada comerciante pagara una razonable tarifa plana, similar a
lo que ocurre con internet, para que los billetes pudieran eliminarse en unos
pocos meses.
Y, en ese instante, habríamos convertido al
gobierno en un ser omnisciente que, a guisa de ejemplo, sabría cuánto nos
gastamos en bares y podríamos encontrarnos que, tras pagar la última ronda,
recibiéramos un SMS de la seguridad social indicándonos que, una sola cerveza
más, y no se hará cargo de los posibles gastos de tratamiento.
Parece ciencia ficción, pero no dude que lo
acabaremos viendo.
4 comentarios:
Por supuesto, esto de la desaparición del metálico conviene al Estado y a la Banca. Ingenuamente la desaparición del dinero -y todo el tema del trueque y bancos de tiempo, que por otro lado hay mucho interesante- es una vieja idea ácrata y se puso en práctica en nuestro país, si mal no recuerdo. Al final el citado papel ... acabo siendo papel moneda.
En efecto, un billete no deja de ser un pagaré emitido por el Banco de España.
Cuando el dinero era metálico de verdad, oro o plata, no podía devaluarse ni mangonearse. El final, el dinero acabará siendo una serie de unos y ceros flotando en la nube.
Saludos.
Dios Santo, eso de la nube acaba siendo amenazador, como una tormenta al anochecer.
Mary:
Más que nube, debieran llamarlo Espíritu Santo, porque está en todas partes y ninguna al tiempo.
Saludos.
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