El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

lunes, 9 de abril de 2012

¡Uh, que vienen los mercados!


Una vez más, la prima de riesgo, esa pariente tan entrometida y contumaz, se viene arriba como un despertar adolescente o priápico, y nos deja el país un poco más hundido y paupérrimo, pagando la deuda a precio de bono basura.
Si en la anterior ocasión la culpa parecía recaer sobre el desplome en las encuestas de Merkel, ahora todo apunta a la campaña electoral francesa, y uno se pregunta por qué demonios hemos de pagar los platos rotos del resto de Europa y vernos abocados al eterno papel de chivo expiatorio.
Es cierto que la incomprensible y errática política del gobierno saliente no ha contribuido precisamente a ganarnos una reputación de país en el que se pueda confiar, si bien el recién estrenado ejecutivo de Rajoy se ha limitado a seguir a pies juntillas los dictados de nuestra jefa, Merkel, y de esa caterva de comadres histriónicas e histéricas, los mercados, y nada parece justificar esa súbita caída en desgracia.
Cabe cuestionarse, entonces, cuál es el desencadenante de este repunte meteórico, y se pueden alegar muchas causas, desde el resultado de las elecciones andaluzas hasta los últimos presupuestos, si bien ninguna en la que se pueda fundar una relación causa efecto evidente, de modo que las opiniones vertidas por los distintos analistas políticos se asemejan más a un cónclave de sofistas discutiendo sobre la esencia de la nada que a un razonamiento en el que se pueda depositar algo de confianza.
Visto que ni siquiera cumpliendo a rajatabla sus dictados muestra visos de complacerse esa suerte de doncella caprichosa que encarnan los mercados, se diría que la única alternativa posible es cerrar los ojos y rezar para que, cuando volvamos a abrirlos, la señorita se encuentre de mejor humor.

4 comentarios:

J. G. dijo...

no hay solución , si nos ajustamos peor que si no nos ajustamos, era fácil de prever, o gastamos mucho o nos apretamos tanto que no se mueve nada, no hay apaño a la vista.

Juan Carlos Garrido dijo...

Por suerte, la industria comienza a moverse. Los millones de parados tardaran mucho en encontrar trabajo y la administración seguirá destruyendo empleo, pero el sector privado parece haber salido del colapso.

Saludos.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Ojalá tengas razón en tu afirmación del comentario Juan Carlos, yo desgraciadamente aún no he visto ningún brote verde salvo en el tema de las energías alternativas y todo para el extranjero.
Saludos

Juan Carlos Garrido dijo...

Rafa:
Supongo que puede ser una cuestión de sectores. En el mío, se percibe movimiento, aunque con mucha obra en el extranjero.

Saludos.