El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 9 de octubre de 2012

Cuestión de cabeza (Microfábula IV)


La cabeza estaba harta por completo de esos pies perezosos, malolientes e infectados de hongos. En concreto, le enervaba esa manía suya de no correr lo mismo que ella y que  la obligaba a rezagarse.
También odiaba a las manos, para que negarlo, tan delicadas que a la mínima se cubrían de ampollas y callos, y tan torpes que nunca eran capaces de ejecutar con precisión la pura perfección de sus pensamientos.
Puestos en materia, también la enervaba el estómago, insaciable, siempre pidiendo más y luego quejándose acto seguido. Y el corazón, tan presuntuoso él, pero que se negaba a obedecer sus dictados y se quebraba al menor contratiempo.
Decididamente, estaría mejor sin toda esa caterva de inútiles, y es posible que se decida a abandonarlos.
Como si fuera posible.

PD: Pueden darle a la cabeza un nombre del norte de España o de Europa, es indiferente.

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