… con el rabo espanta moscas. El viejo refrán describe a la perfección la última bibianada, esta ocurrencia peregrina de una ministra decorativa (cuyos únicos méritos son las circunstancias de ser mujer y joven, la primera una mera contingencia y la segunda una situación temporal), al frente de un ministerio decorativo. Ante la carencia absoluta de competencias de un ministerio creado por lo que luce el nombre, una caterva de sesudos genios pergeña estas y otras perlas del pensamiento progresista y talantudo con el propósito de justificar los sueldos y dietas que se embolsan cada mes.
Como ya hemos clamado otras veces desde aquí y en lugar de cargar las tintas contra los cuentos clásicos, podría dedicar sus afanes a que todos los españoles contasen con los mismos derechos y obligaciones, con independencia de donde hayan nacido y de su lugar de su residencia, y así lograr que el ministerio del que es titular (sería mucho afirmar que lo dirige) hiciese honor al nombre. No obstante, convencido de la imposibilidad de alcanzar tan quimérico fin, lo único sensato que podría hacer ZP con este ministerio y su ministra es cargárselos y ahorrar una bonita cifra al contribuyente, esto es: a usted y a mí. En su lugar, lo que harán es subirnos los impuestos y seguir tirando el dinero de todos.
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5 comentarios:
Uf, si un día hiciésemos una lista de los gastos injustificados del gobierno... ¡bueno, de cualquier gobierno del mundo!. Incluyendo lo que se malgasta en armas...
Un abrazo y feliz semana
La verdad es que, cuando vi la noticia, no me lo podía creer.
Los cuentos clásicos, como todo, hay que aprender a mirarlo críticamente. Pero a los niños no se les puede privar de la violencia, las muertes y todo lo horrible que ocurre en los cuentos clásicos. Me explico, (que esto puede sonar fuerte) los niños tienen que aprender a afrontar y pensar estos temas, igual que otros. No se les puede presentar sólo un mundo rosa.
Saludos.
Como profe de Literatura infantil que soy, se me irritan los güevos. No sé si me explico o soy muy sexista.
Dany:
Mª José:
En efecto, hay muchos gastos superfluos, pero otros, además de esto, son notorios y sangrantes.
Algunos cuentos de Anderson, como Pulgarcito, son de una especial truculencia, y no tengo noticia de nungún trauma infantil por su causa.
Julio:
Dependiendo de quien te lea, puedes ser anatemizado al instante.
Saludos a todos
Lo difícil es que pueda opinar de los cuentos clásicos, pues creo que nunca llegó a leer ninguno.
Saludos
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