¿Qué
sentido tiene que el PP haya celebrado su congreso el pasado fin de semana?
Sin
duda, después de ocho años de desierto, estaban deseosos de palmearse la
espalda de forma muta y recíproca, si bien, dada la coyuntura que atraviesa el
país, cabe cuestionarse si es adecuado este festival de la autocomplacencia y
la egomegalia, máxime si de él no ha salido nada que no pueda reseñarse como
más de lo mismo.
Es
cierto que el partido acumula las mayores cuotas de poder de la historia, que
pueden incrementarse con la previsible victoria andaluza, pero también debemos
recordar que estos éxitos no se deben a aciertos propios (en la memoria tenemos
la tibia, nada clara y exasperante respuesta de Rajoy al caso Camps), sino a
las consecuencias de ocho años de gobierno del presidente más nefasto de la
historia reciente, que acumuló méritos sobrados para recibir el apelativo del Innombrable.
Sobraba
este fin de semana carnavalero en Sevilla, y ese 97.56% de apoyo se me antoja
más farisaico que nunca. Supongo que los nueve votos nulos se deben a
sobredosis de manzanilla y rebujito, y me gustaría pensar que los 63 blancos
obedecen a libertad de conciencia, pero me temo que son fruto de una estrategia
calculada para no parecer un conclave de los extintos sindicatos verticales.
2 comentarios:
La verdad es que ver las imágenes era para reírse o para llorar. Estoy de acuerdo con tu entrada. Victor Gago, aquí,http://www.libertaddigital.com/opinion/victor-gago/confesiones-en-una-pista-de-baile-63328/, también me parece acertado.
No sé yo cómo vamos a salir de ésta con los anteriores y éstos. Y los sindicalistas echándole morro, como siempre.
Aurora:
A los sindicalistas, que han estado mordiéndose las uñas (y la lengua) durante dos legislaturas, ahora les corresponde el turno de enseñarlas y sacar pecho.
Lo cierto es que el modelo de sindicatos se ha quedado anclado en la revolución industrial y necesita un buen "tuneado".
Saludos.
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