En días como estos,
uno se pregunta por qué todo el mundo parece haber escogido justo esta semana
para perder el juicio, qué ha podido causar este brote de locura colectiva.
Cristina
Fernández de Kirchner, ahuyentando a patadas a los inversores de su país
en un momento en el que parecía que la
economía Argentina comenzaba a remontar, desbaratando de un manotazo la ilusión
de que podía conjurarse de una vez la maldición de un país que lo tiene todo
para ser próspero y se ha visto secularmente abocado a la miseria por culpa de
los gobernantes más nefastos que quepa imaginar. Supongo que en Méjico, Brasil
y, sobre todo, en Colombia, deben estar frotándose las manos, pues su principal
competidor como naciones receptoras de inversión exterior ha decidido retirarse
con esta maniobra suicida.
El
rey, despertando atavismos de los tiempos de las cacerías de especies
protegidas y pescas en el Azor, cuando el país atraviesa por una de las peores
rachas de la historia reciente y el drama se ha convertido en algo tan
cotidiano que incluso ha perdido la capacidad de epatar.
Jaime
de Marichalar, dejando una escopeta cargada en manos de un muchacho que tiene
todo el aspecto de estar hecho de la piel del mismísimo Belcebú (en una
ocasión, quien suscribe tuvo ocasión de verlo en persona en el Zoo de Madrid, y
la reina y todo su séquito de escoltas se veían mal para ponerle freno).
Y
lo más curioso de todo es que esta epidemia de demencia no se ha desatado en
medio de una ola de calor, sino a comienzos de un abril disfrazado de enero
siberiano.
2 comentarios:
Buena y acertada entrada amigo. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Pues acaba de comenzar el calor... a ver qué otros milagros nos trae la primavera. Miedo me da.
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