Cómo se veía
venir, los partidos emergentes irrumpen con fuerza, borrando a UPyD del mapa y
casi a IU. Ahora a Podemos le va a corresponder gobernar en alguna plaza
importante, y para ello se va a ver obligado a hacer justo lo contrario de lo
que prometió en sus comienzos, que es lo
que esperan sus votantes, no las tibias vaguedades de la campaña. Pero además,
para alcanzar el poder, va a tener que pactar con el PSOE, perfecto
representante de la “casta” a la que tanto criticó, y apoyarlo en otros
lugares, pues, seas un político profesional de toda la vida o un revolucionarioide
de facultad de ciencias políticas, en último término (a la hora de pillar
cacho) la política acaba convirtiéndose
en un intercambio de cromos.
También
Ciudadanos va a tener que pactar con el PP en muchos lugares, y, en estos días,
en los que la mierda le rebosa a borbotones al partido de los Bárcenas y Ratos,
eso equivale a abrazar a un carbonero vistiendo un traje de novia, una acción
de la que no se puede salir sin mácula.
También,
parece evidente que el PP necesita deshacerse de toda su vieja guardia, de
todos aquellos que huelen a dinero sucio, lo hayan tenido en sus manos o no,
empezando por el propio Rajoy, pero eso se antoja más difícil.
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