Supongo que Rajoy debe padecer los siete males cada vez que esa suerte de abuelo Cebolleta en el que parece haberse encarnado Aznar hace ademan de abrir la boca, porque sus intervenciones no tienen desperdicio.
Para colmo de despropósitos, no puede decir ni media al respecto, ya que fue el índice de Aznar quién lo designó, y estaría feo morder la mano que lo sustenta, una prueba más de que la ley de partidos políticos debiera contemplar las primarias como requisito ineludible.
Y es que, cuando uno gobierna dos legislaturas consecutivas, acaba creyéndose que el país es si dehesa y el partido su corral, y de semejantes supuestos nunca puede salir nada provechoso. Servidor nunca acabó de entender que quienes tanto soflaman alrededor de la democracia como solución universal (esto es: para usted y para mí) no la quieran ni en pintura para ellos; no me extraña que Orwell los retratara como cerdos.
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2 comentarios:
Aznar me supera, nunca entendí cómo pudo llegar tan lejos. ¡Qué gran libro, Rebelión en la Granja!
Rafa:
En efecto, deben andar mal las cosas, si bien, al lado de G.W.Bush, incluso este expresidente parece una lumbrera.
Ernesto:
Por simple aplicación del segundo principio de Peter: en toda entidad estrictamente jerarquizada, cada individuo asciende hasta alcanzar su máximo nivel de incompetencia.
Saludos.
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