El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Huelga a la fuerza


Servidor es uno de los cientos de miles de españoles que hoy debe hacer huelga quiera o no.
En mi caso, obedece a que el director de la fábrica donde me encuentro trabajando le teme más al comité de empresa que la propio diablo y no se atrevería a hacer nada que lo incomode lo más mínimo, y ha prohibido a todas las contratas externas el acceso a la misma.
No obstante, en la televisión hemos tenido ocasión de ver otras coacciones menos sutiles, barricadas, neumáticos ardiendo y piedras volando delante de los mercados centrales.
No me entra en la cabeza por qué la ley y las fuerzas de seguridad siguen tolerando la actividad de estas bandas de extorsión organizada que son los piquetes informativos, y no se les aplica directamente el derecho penal o, mejor aún, se crea una legislación específica al respecto que castigue de forma contundente e inmediata estos comportamientos.
Tenemos unos sindicatos y una ley de huelgas propios del siglo XIX, de la época de una lucha de clases obsoleta, fósiles vivientes que se han convertido en una lacra para la sociedad, incluso para el mero ejercicio de la libertad.
En el capítulo anecdótico, ayer, poco después de las diez noche, me encontré con uno de estos grupos que se reunían al amparo de la bandera de la CNT en el casco viejo de Zaragoza, se ve que preferían trasnochar a madrugar, y lo cierto es que la mayoría de ellos tenían aspecto de no haber trabajado en la vida, el paradigma de lo que ahora se da en llamar perroflauta, curiosos abanderados de esta huelga nini .

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