Nos hemos acostumbrado a contemplar en las
noticias las masacres a la población civil siria, y a hacerlo con esa indolente desidia que otorga la rutina.
Resulta vergonzoso el doble rasero que han
aplicado las democracias occidentales al caso libio y al sirio. No cabe ninguna
duda de Bassar Al-Assad no es más respetuoso con los derechos humanos que Gadafi,
y aunque la producción Siria de crudo y gas no es como la de otros países de la
zona, también cuenta con sus reservas.
Entonces, ¿qué explica esta diferencia? Algo
tan anacrónico como que el régimen sirio sea uno de los últimos procomunistas
de los que quedan en el mundo, razón por que la todavía poderosa Rusia y la
cada vez más omnipotente China le apoyan, como han demostrado en el último
consejo de seguridad de la ONU.
Estados unidos y Europa miran hacia otro lado
y lavan su imagen con unas tibias sanciones económicas con las que fingen ser
ajenas al oprobio; no tardando mucho, cambiaremos de cadena, aburridos, cuando
den las imágenes de nuevas matanzas en Ohms.
4 comentarios:
Particularmente estoy indignada con este asunto, el descaro con el que se mira de reojo y se permite matanza tras matanza.
Como, además, conocí ese país un años antes de todo el tormento, me siento muy sensible al respecto.
Ayer ví unas imágenes en TV del presidente con su esposa en un museo: lo cierto es que tenían aspecto de no haber roto nunca un plato.
Es curioso que los últimos regímenes del área de influencia de la ex URSS hayan acabado convirtiéndose en hereditarios: Cuba, Corea del Norte y la propia Siria. Una suerte de neomonarquía postsoviética.
Saludos.
Creo que la hipocresía es el peor de los males, te apuñalan cuando más distraída te encuentres. Buen artículo, buen blog, saludos desde el sitio juegos de Barbie
Gracias por la visita y bienvenida a esta casa.
Saludos.
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