Tenían
ganas de echarse a la calle los sindicatos. Se han pasado dos legislaturas mordiéndose
la lengua y reprimiendo los instintos atávicos, por lo que no es de extrañar
que no puedan aguantar más y saquen a airear las pancartas a la menor ocasión,
aunque la fecha coincida con el aniversario del hecho más infame de nuestra
historia reciente.
No
deja de tener gracia que se convoque una huelga por causa de un proyecto de ley
que aún no ha comenzado su tramitación en el congreso, por lo que nos
enfrentamos a una convocatoria de huelga preventiva, quizá una exhibición de fuerza
o una mera pataleta.
Al
ejecutivo de Rajoy no le preocupa en exceso. Como confesó en uno de sus lapsus europeos,
ya tenía descontada la huelga en su balance de previsiones, y, si ha de recibir
una huelga general, quizá ahora, cuando su cota de poder toca el zenit y apenas
ha sufrido desgaste, sea el mejor momento de encajarla.
Si
fueran honestos, los sindicatos deberían reconocer que no albergan esperanza
alguna sobre el hecho de que la huelga pueda servir para cambiar un ápice el
proyecto de ley, ni siquiera la actitud general del gobierno. Cabe entonces
preguntarse por qué se convoca y supongo que no faltará quien sospeche, no sin
cierta malicia, que quizá los sindicatos no estén tanto protestando por la
reforma laboral como enseñando los dientes en respuesta a un previsible recorte
de sus prebendas y subvenciones.
No
es de extrañar, por tanto, que muchos se cuestionen si merece la pena perder un
día de salario por esta suerte de cántico al sol o maniobra subterránea al
amparo de arcanos intereses.
2 comentarios:
mañana por ejemplo los dos líderes sindicales andaluces CCOO y UGT se hacen una foto con Griñán, creo que es parte de la historia
A mi no me parece mal que los sindicatos apoyen a un partido. Lo que no me gusta tanto es que se financien con el dinero de todos y que en la nómina te detraigan una partida para financiarles estés de acuerdo o no.
Saludos.
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