El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

lunes, 25 de mayo de 2015

Ya se pudo, ¿y ahora qué?

Cómo se veía venir, los partidos emergentes irrumpen con fuerza, borrando a UPyD del mapa y casi a IU. Ahora a Podemos le va a corresponder gobernar en alguna plaza importante, y para ello se va a ver obligado a hacer justo lo contrario de lo que prometió en sus comienzos,  que es lo que esperan sus votantes, no las tibias vaguedades de la campaña. Pero además, para alcanzar el poder, va a tener que pactar con el PSOE, perfecto representante de la “casta” a la que tanto criticó, y apoyarlo en otros lugares, pues, seas un político profesional de toda la vida o un revolucionarioide de facultad de ciencias políticas, en último término (a la hora de pillar cacho)  la política acaba convirtiéndose en un intercambio de cromos.
También Ciudadanos va a tener que pactar con el PP en muchos lugares, y, en estos días, en los que la mierda le rebosa a borbotones al partido de los Bárcenas y Ratos, eso equivale a abrazar a un carbonero vistiendo un traje de novia, una acción de la que no se puede salir sin mácula.
También, parece evidente que el PP necesita deshacerse de toda su vieja guardia, de todos aquellos que huelen a dinero sucio, lo hayan tenido en sus manos o no, empezando por el propio Rajoy, pero eso se antoja más difícil.


lunes, 4 de mayo de 2015

Revolucionarios de Playmobil

Todos estos revolucionarios de acampada y manifestación son como toreros de salón, maestros en hacer chicuelinas  al aire, pero que corren como posesos en cuanto oyen mugir al morlaco, pura pose, políticos de atrezo y ventolera verbal de campaña.
Seguro que recuerdan la última etapa de Zapatero, cuando no se podía negar del todo a los mandatos de su jefa, Merkel, ni tampoco hacer lo que tenía que hacer, pues era justo lo contrario de lo que había prometido a sus votantes, y entre medias la economía desplomándose y la prima de riesgo subiendo de telediario en telediario. Pues bien, multipliquen esto por diez y se harán una idea de lo que puede ocurrir si llega a mandar Podemos, más o menos lo que está pasando en Grecia, cuya bancarrota es apenas cuestión de semanas.
Ahora van y les votan.

viernes, 1 de mayo de 2015

Las 30 monedas de Monedero

Monedero es ya un cadáver político. Iglesias hacía ayer pucheritos cuando decía cuánto lo sentía y lo amigos que eran, pero no le tembló el pulso al deshacerse del que se había convertido en el mayor peso muerto de un partido que todavía no ha alcanzado ninguna responsabilidad de poder. No es de extrañar, pues si algo ha caracterizado históricamente a los partidos revolucionarios es la prodigalidad con la que van llenando la cuneta de cadáveres.
Monedero se despide dando coces, acusando a su partido de ser igual que la “casta” a la que critican (en esto no tiene razón: son mucho peores), y él mismo envuelto en turbios asuntos económicos, ser igual que la “casta” a la que critica.
Parece evidente que Podemos se ha financiado de sitios tan poco recomendables como Venezuela o Irán, países que, como podrán comprender, no tienen ninguna preocupación por la pureza de la democracia en España ni el bienestar de sus gentes. Si regímenes opresores y totalitarios ponen su dinero en las manos de los dirigentes de un partido político, es porque éste en realidad no es tal, sino una brecha abierta en la línea de flotación de la democracia, tal como, tradicionalmente, los gobiernos revolucionarios han tratado siempre de exportar la revolución a otras latitudes.
Con esto no quiero decir que Podemos, si ganara las elecciones, que va a ser que no, vaya a implantar un régimen bolivariano o teocrático, lo que quiero explicar es que Iglesias es una persona sin escrúpulos, sin otro afán que alcanzar el poder, sea cual sea el precio, y sin importarle la calaña de con quien tenga que asociarse o el precio que tenga que pagar por llegar a él, para qué hablar de lo que sería capaz de hacer por perpetuarse en el mismo.

Ahora van y le votan.