El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 31 de marzo de 2009

El embrujo de Shangai

Marsé es un novelista de raza, que exhibe una narración fluida y poco artificiosa, y que engendra unos personajes sólidos, coloridos y llenos de matices, no es de extrañar que hayan adaptado al cine tantas de sus obras.

El argumento está hilado con admirable maestría, entrelazando la historia real del protagonista con la ficticia que narra el embaucador y misterioso Forcat. Aún así, la trama central resulta un tanto espesa, quizás porque tenía ajustado con su editor o con su agente un determinado número de páginas y se entretiene demasiado en rodeos (algo que no perpetraría ningún cuentista que se precie), y el final se extiende demasiado tras el clímax, es posible que por el mismo motivo.

En todo caso, es un libro de lectura muy agradable y que deja ganas de repetir con otros del mismo autor.

lunes, 30 de marzo de 2009

Haciendo caja

Moltó quería "colarle" un caramelo envenenado a Chaves, pero, para consternación de Zapatero, al que no paran de crecerle los enanos, el presidente de los andaluces (no incurriré en la cursilada tan zapaterista de agregar “y las andaluzas”) no se ha dejado engatusar esta vez. Para levantar una cortina de humo, al ejecutivo no se le ocurre otra idea que llevar a caja Madrid al constitucional. Celebrándolo, Montoro, un tipo con voz de chiste que algunas veces estaría mucho más guapo calladito, cacarea que la caja manchega no será la última en caer, ¡así se inspira confianza en el sistema financiero!

Mientras tanto, ZP se afana de la ceca a la Meca, suplicándole una foto a Obama, que ya ha dejado claro que no piensa perder el tiempo en esa tontería bienintencionada que es la “Alianza de civilizaciones”, un vano intento de investirse una patina de grandeza arrimándose a este dirigente tan semejante a una estrella del pop, pues los asuntos domésticos los da por imposibles.

viernes, 27 de marzo de 2009

Los autónomos se echan a la calle

Lo cierto es que imaginaba que esto sucedería bastante antes, ya que este colectivo se encuentra acogotado por el “cierre de grifo” de los bancos, los créditos ICO que no terminan de concederse a nadie (a estos sí que deberían llamarlos los “Bin Laden”; de nuevo, se ha gastado más en publicidad de lo que ha llegado a autónomos y PYMES) y la morosidad de las administraciones locales.

Veremos cuánto tardan en echarse al monte.

jueves, 26 de marzo de 2009

Profesionales del terror

Me pongo en la piel del pobre hombre al que han despertado esta madrugada en Amorebieta con la sutileza (y la cobardía) de una explosión, y me doy cuenta de lo complicado y peligroso que resulta llevar una vida normal a apenas cuatro horas en coche de aquí. Imagino que a este buen hombre le va a costar trabajo volver a dormir del tirón, si es que lo logra, y a cada momento va a sentir la necesidad a mirar a sus espaldas. Y todo esto por tener la mala suerte de vivir a pocos metros de estos desgraciados y, quizás, por tener la dignidad de negarse a someterse a sus exigencias.

Este es el perfecto ejemplo de víctima anónima, cuya tragedia apenas merece una breve reseña en las páginas interiores del diario y que mañana, sin ir más lejos, será desterrada sin pudor al olvido. Pero este pobre hombre, cuyo nombre no han facilitado, no podrá aliviarse con el bálsamo del olvido, por mucho tiempo que pase. Una bomba a tu puerta, aunque sólo rompa algunos cristales, es un estigma difícil de eliminar.

Y los que han colocado la bomba es posible que ahora estén desayunando tan campantes, como un trabajador cualquiera que acaba su turno de noche. Nos engañaríamos si pensáramos que se trata de una contienda política; esta gente ha hecho de la extorsión y el chantaje su medio de vida, y no lo va a dejar así como así. Y a estos mismos les quiere regalar, por los meritos exhibidos, 225.000 € Ibarreche, prueba fehaciente de la catadura moral del sujeto. Tanta dicha lleve como tranquilidad deja.

martes, 24 de marzo de 2009

De película



El guirigay que se han traído nuestros dilectos mandatarios con la retirada de las tropas de Kosovo a mi me trae a la cabeza la célebre escena de Viridiana.

En verdad, este ejecutivo se diría una cuadrilla de menesterosos que se han colado en la casa del rico y, aunque se sienten en su mesa, no saben comportarse en absoluto y, a la más mínima, les sale a relucir el pelo de la dehesa. Sucede ahora, y sucedió durante el famoso desfile en el que ZP no se quiso poner en pié frente a la bandera americana. Ha ocurrido cada vez que nos codeamos con Evos y Hugos mientras que escupimos en la olla de la que hemos de comer.

Y luego ZP pretenderá que Obama comparta con él talante y pancarta.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Crueldad intolerable

Me imagino lo que tiene que estar pasando la familia de Marta del Castillo mientras que sus más que presuntos asesinos se chotean de la justicia. Después de hacer que la Guardia Civil se pasase un mes rastreando, en vano, el Guadalquivir, ahora pretenden que se dediquen a peinar los vertederos.

El código penal debería incluir alguna fórmula para impedir que inculpados y defensores chuleen a la justicia de este modo.

martes, 17 de marzo de 2009

Nos van a crujir vivos

Eso es lo que ha dicho “El tío de la vara”, pero por desgracia no se trata de José Mota, sino de Paul Krugman, Nobel de economía y gurú particular de Obama.

Mientras tanto, nuestro presidente, como si del bálsamo de Fierabrás se tratase, esgrimía, patético, su fracasado antes de nacer plan E, el de los cartelones de doce metros cuadrados. Arreglar, lo que se dice arreglar, no vamos a arreglar el país. Eso sí, lo vamos a dejar todo empapelado con los dichosos cartelones.

lunes, 16 de marzo de 2009

Por un puñado de trajes

Si al final se confirmase (algo de veras difícil) que Camps se avino a recibir los trajes regalados por Pablo Crespo, sería un increíble caso de estulticia rayano en la memez más absoluta ¡Mi reino (de taifas) por un traje!

El hecho de que alguien reciba un obsequio de un proveedor, una fea costumbre hispana (aunque a nadie le desagrada una cajita de vino por navidad), no es prueba alguna de corrupción, pero, si el que lo recibe es alguien que se encuentra en una posición tan delicada, a todas luces debiera rechazarlo en pro de su buen nombre.

Este es un asunto tan turbio como estúpido: un presidente autonómico en un brete por culpa de unos trajes. Si al menos hubiese sido un soborno como Dios manda…

viernes, 13 de marzo de 2009

Mierda

Por más que todos sepamos que durante el boom inmobiliario los ayuntamientos han nadado en dinero, disfrutando de una bonanza inusitada e irrepetible, y que la voluntad humana es frágil, sobre todo cuando se tiene la saca al alcance de la mano, no me resigno a creer que tengamos que convivir forzosamente con la corrupción.

Es evidente que el caso Gürtel no es más que la punta del iceberg de la “corrupción de baja intensidad” que ha campado a sus anchas por casi todo ayuntamiento que manejase cifras de seis ceros, pero la sociedad, y muy especialmente los partidos políticos, no deberían conformarse con que se purgue, más o menos ejemplarmente, a los pocos sinvergüenzas que ha desenmascarado la justicia. 

Por su propio bien, los partidos deberían vigilar a todos los cargos electos de sus listas que cobren un salario por ello (aunque parezca increíble, la mayoría, los de los pequeños pueblos, lo hace por amor al arte). Todos ellos deberían rendir cuentas  periódicamente a un auditor sobre la procedencia de cada bien del que disfrutan y hasta el último euro de su patrimonio. 

jueves, 12 de marzo de 2009

Garzón Capone (y otras cosas de investigar)

          La circunstancia de que la carrera de Garzón (caracterizada por su afán de notoriedad, su probada parcialidad y su manifiesta incompetencia a la hora de instruir los sumarios, que determinaba que la mayoría de los delincuentes encausados por él acabasen en la calle) vaya a irse al garete por una irregularidad económica encierra una indudable ironía del destino. Y que un juez, que aspiraba (en pretérito) a presidir la audiencia nacional, alegue ignorancia, es de una desvergüenza inusitada y supina.

         Por otro lado, la señora Aguirre, al cerrar de esta forma apresurada e indecorosa la comisión de investigación sobre supuestos espionajes en la comunidad de Madrid, hace gala de una ceguera política que bien se diría salida de una novela de Saramago (ahora anuncian en la tele que han hecho una película basada en “Ensayo sobre la ceguera”). Es un hecho archiprobado y de todos conocido que no hay comisión de investigación parlamentaria que saque nada en claro, por lo que, tanto si tenía algo que ocultar como si no, bien pudiera (y con el mismo resultado) haber permitido que la oposición citase a quien le viniera en gana y que preguntase hasta desgañitarse. Esta clausura precipitada y vergonzante sólo sirve para brindarle argumentos a la oposición, que aprovecha esta ocasión, que le sirven en bandeja, para descalificarse ella sola no asistiendo al homenaje a las víctimas del 11-M. Rajoy se frota los manos ante el descrédito en que cae su aspirante a delfina, sin caer en cuenta que toda esta mierda también le salpica a él.

Después de todo esto, uno acaba preguntándose si hay vida inteligente en la política española, o apenas vida, pues ya incluso dudas si estos políticos no serán todos humanoides o autómatas programados por un mono borracho.

lunes, 9 de marzo de 2009

Una de cal y otra de arena

El viaje de ida y vuelta a Canarias de la semana pasada me bastó para devorar gustoso las casi cuatrocientas páginas de “Llámame Brooklyn”, de Eduardo Lago, ganador del premio Nadal en 2006. Este libro también ha servido para que un servidor se reconcilie como lector con el citado premio, que, como es de todos conocido, es una merienda de agentes (una versión más salvaje, despiadada y antropófaga de la merienda de negros).

Quizás llamar novela a este libro no es del todo adecuado, ya que se trata de un collage , en ocasiones incluso vertiginoso, de imágenes casi estáticas, con las que el autor dibuja con notable maestría la vida del protagonista, Gal Ackerman, un escritor alcohólico y autodestructivo de los que tanto prodiga como personajes la narrativa americana. El estilo, sencillo pero hipnótico, de Eduardo Lago a mi me trae a la cabeza a los primeros textos de Auster. En especial, resulta sorprendente que el autor consiga mantener con envidiable soltura la tensión narrativa contando con tan pocos elementos argumentales.

En contraste, una semana antes comencé a leer “Corazón tan blanco”, de Javier Marías, y no fui capaz de llegar a la página cien. A pesar de que el libro arranca con un pasaje de pasmosa intensidad, inusitada en el caso de Marías, en el segundo capítulo el libro ya se difumina en la vacuidad que caracteriza al autor, y se pierde por completo en los detalles, a despecho de una trama sólida que los sustente, algo que tampoco sorprende a este pobre lego, pues es la norma en lo poco que ha leído del citado escritor, del que no alcanza a comprender cómo ha logrado meterse a la crítica en el bolsillo.