El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 16 de noviembre de 2010

Una vez más

Por séptima vez en lo que va de año, un servidor queda finalista en un certamen literario, en esta ocasión en el I Certamen Internacional de Relatos Torremocha. Es cierto que llegar hasta ese punto encierra su dificultad (bien lo sé por mis primeros años de concursante), pero lo cierto es que uno se va desanimando y cada vez concursa con más desgana y menos profusión. Lo que no dejo es de escribir.

Vergonzosa aquiescencia

Si alguien tiene conocimiento de que otro ha cometido un acto execrable y se lo guarda para sí, a eso se le denomina complicidad. Pero, si además te abrazas con él, eres casi tan despreciable como el criminal.
Pues eso, que viene el ministro represor de Marruecos y nuestro vicepresidente lo aguarda con los brazos abiertos.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El hombre es el único animal...

No es que un servidor esté animado por una particular contumacia, que también podría ser, sino que ambos cuentos le fueron entregados a la vez a mi amigo, si bien la masacre se ha perpetrado por entregas. De nuevo, puede verse por qué tontería se ha censurado el original para llegar a esto.

Por lo que se ve, las madres deben ser entidades omniscientes, o, si no lo fueran, el mero hecho de enunciarlo te expone al anatema. Estoy firmemente convencido de que la censura de Franco no era tan voraz ni tan inflexible. Y, como siempre, los inquisidores realizan su labor encomendándose a elevados principios y valores: en esto no hemos cambiado nada.

En otro orden de cosas, el mirador del norte publica este mes un articulo de un servidor sobre la salsa garum. En números anteriores, también hay un par de cuentos míos: el del número 3 ya lo publiqué también aquí, pero el del 2 era inédito.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Fabulosas narraciones por historias


He leído en varios sitios que esta novela fue eclipsada por la casi contemporánea "Las máscaras del héroe", la obra maestra de Prada. No es de extrañar, ya que ambas tienen como escenario el Madrid de los años veinte y, como figurantes de lujo, a todas las grandes figuras de la generación del 98 y las emergentes de la del 27. Ambas cuentan con un salto notable en la trama para llegar desde los veinte al comienzo de la contienda del 36. También, ambas son las primeras novelas publicadas por sus sendos autores, y las dos demuestran una madurez insospechada para una ópera prima.

No obstante, ahí concluyen las similitudes. En la novela de Prada, las grandes figuras se ven encarnadas y con alguna debilidad mundana, si bien sin renunciar a su carácter mítico; en contraste, en la de Orejudo, son ridiculizadas sin excepción hasta los extremos. "Las máscaras" se centra en la bohemia, mientras que "Fabulosas narraciones" refleja más el Madrid de los felices veinte del que disfrutaron los acomodados señoritingos que estudiaban en la famosa residencia de estudiantes. En la primera, la trama gravita en torno a Gálvez, el poeta maldito, mientras que la segunda lo hace en torno a la figura de Ortega, a quien convierte en el centro de una fabulosa conspiración, y cuyos descendientes deben de estar deseando echarse a la cara a Orejudo para correrlo a boinazos hasta los límites de la provincia.

También el tono general de ambos libros es muy diferente: mientras que el de Prada tiene un aire épico, el de orejudo es siempre jocoso, de modo que nunca te abandona la sonrisa, que en ocasiones es reemplazada por la carcajada, hasta el punto que mi esposa ha llegado a sospechar que quizá me esté dominando el mal que padeció don Alonso Quijano.

También, todo hay que decirlo, el de Orejudo es algo más irregular, ya que la segunda mitad pierde intensidad, si bien, después de una macabra escena que sin duda hará retorcerse a los estómagos más sensibles, el autor, con soberbia maestría, toma la infinidad de tramas que se habían entrecruzado a lo largo de toda la narración, como los cordones en un zapato, y los enlaza en un único nudo que pone fin a la historia de forma sorprendente y memorable. Esta forma de concluir me recuerda bastante a la de “Ventajas de viajar en tren”, y no tanto a la de “Reconstrucción”, que me parece la obra más redonda del autor. Aquí también se marca una vital diferencia entre ambos autores: Prada reconocido, guinda habitual de innumerables tertulias mediáticas, y diluyéndose en obras prescindibles e insustanciales; Orejudo desconocido, salvo para un puñado de incondicionales, que esperaremos con ansia su próxima obra.

Llegados a este punto, si me pidieran que me quedara con una sola de las dos novelas, no sabría por cuál decantarme, y si debiera de hacerlo por fuerza, sin duda la decisión cambiaría de un día a otro según el estado de ánimo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Cortinas de humo

Hoy todos los medios se hacen eco de la ley que pretende asignar a los hijos los apellidos por orden alfabético (¿habrá intervenido aquí la larga mano de Millás?) en caso de que no haya acuerdo entre los progenitores.

No voy a afirmar aquí que semejante norma sea injusta, pero sí que cabe preguntarse si de veras es necesaria, siquiera pertinente, máxime con la que está cayendo. Sería comparable a que alguien, a quien se le está desplomando el techo de la casa, se dedicara adornar los reposabrazos con tapetes de ganchillo.

Uno, que no quiere ser malpensado, pero los años mandan, no puede dejar de sospechar que todas estas leyes exóticas y prescindibles, pero sin excepción polémicas (como la que acabo de citar o la que regulaba la retirada de símbolos religiosos de las aulas), que alumbra este ejecutivo que nos toca sufrir, no son sino cortinas de humo para que no hablemos de lo que veras importa y que, a la vista de los hechos, han desistido de poder arreglar, que es la situación económica.

Y lo peor es que les dan pábulo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cuestionario Perverso: Antonio Gómez Rufo

A pesar de que en su respuesta a la octava pregunta dude que haya alcanzado éxito y reconocimiento, Antonio Gómez Rufo es un autor de dilatada trayectoria y un buen puñado de títulos a sus espaldas. Además, ha cosechado importantes premios, como el Ciudad Ducal de Loeches o el Fernando Lara, y, por si fuera poco, ha sido elegido para enfrentarse a este cuestionario, que no es moco de pavo.
Aquí tienen sus respuestas:

1. Dando por buena la ley de Lem ("Nadie lee nada; si lee algo, no comprende nada; si comprende, lo olvida enseguida"), ¿qué diantres hace un tipo como tú dedicándose a emborronar folios?:
Respirar.

2. Un habitual de las listas de ganadores de premios literarios alardea de leer menos que la mujer de Beckam, y el hombre record, con más de 1500 galardones, se jacta de no leer más que el Quijote. Al margen de la lógica lástima por el gremio de libreros y de constatar que en España se lee menos que se escribe, ¿crees que el hábito (o vicio) lector puede ser perjudicial para ganar concursos? :
No. Esas respuestas me parecen estrafalarias.

3. Microcorte publicitario: vende una de tus obras con menos de veinte palabras :
Si supiera vender una obra literaria sería comercial de una editorial, que gana más que el autor de la obra que vende.

4. ¿Qué hay antes de comenzar a escribir? (el argumento completo, una idea, un personaje, nada en absoluto…):
Una idea.

5. Chandler afirmó: “Los escritores son todos unos proxenetas. Prostituyen lo que ven y a la gente que conocen, y le dan una vida nueva en un libro, negro sobre blanco” ¿Cuánto hay de chuleado en tus personajes y argumentos?:
Todo en general y nada en realidad.


6. Pregunta con trampa: Mario Jurisch postuló: “Un escritor es alguien con un gran talento para tolerar el rechazo”. Dados los muchos y conocidos sinsabores y las magras, ilusorias y evanescentes satisfacciones que depara el oficio de escribidor, ¿por qué demonios lo haces? (no vale decir que por el mero placer que depara el acto de escribir):
Ya contesté en la primera pregunta.

7. ¿Qué libro (ajeno) te gustaría haber escrito? :
El jugador, de Dostoievski.

8. ¿Cuál de tus obras jamás hubieras sospechado que iba a alcanzar ese éxito, ese reconocimiento? :
¿Alguna ha alcanzado el éxito y el reconocimiento?

9. ¿Y cuál todavía no acabas de explicarte que no lo haya logrado? :
Por fortuna, yo me explico y comprendo casi todo.

10. ¿Qué te hubiera gustado que te preguntara y no lo he hecho? (aprovecha también para responder a la cuestión) :
¿Crees que soy un buen entrevistador perverso? Respuesta: Persevera en ello. Vas por buen camino.

martes, 2 de noviembre de 2010

El Gris


De las tres novelas de la trilogía que Javier Pérez ha alumbrado en torno al comisario Müller y la Alemania de entreguerras, sin duda esta es la que más me ha gustado por múltiples razones, a saber:

En primer lugar, porque es la más literaria de la serie. Admito que el comienzo de “La crin” era soberbio, pero en esta ocasión el tono se mantiene a lo largo de toda la obra, y por momentos alcanza dimensiones casi líricas.

En segundo lugar, porque es la que mejor ha logrado reflejar la conjunción de disparates y sinsentidos, el abuso impuesto por Versalles y la inflación vírica que desintegró la economía, que abocaron al pueblo alemán a arrojarse en brazos del nazismo, que supo erigirse en el último clavo ardiendo al que aferrarse. Admito que en este aspecto cuenta con ventaja por tratarse de la primera: en las siguientes el grueso de cuanto podía postularse estaba dicho, y bastante mérito encierra el hecho de no llover sobre mojado.

En tercer lugar, por la maestría con la que alterna esta magnífica ambientación histórica con la trama principal: una intriga negra clásica en la que un policía tozudo y contumaz se enfrenta a un asesino en serie inteligente y despiadado.

Y en último lugar, pero no menos importante, porque, como hábil cuentista, logra retorcer la trama en el último instante para dejar al lector sin aliento y que el libro le haga honor al nombre.

Como afirmaba el autor, no se sabe cuánto tiempo durará en las librerías, así que aprovechen ahora que pueden.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Cuestionario perverso: Jesús Tíscar

Jesús Tíscar es uno de los jóvenes(aunque ya no tanto) autores con más talento que pugnan por hacerse un hueco; también uno de los más políticamente incorrectos, como lo demostró con "La poetisa" o "Doce cuentos con premio", por lo que no le va a resultar sencillo lograrlo.
Cuando le remití el cuestionario, ya sabía que sus repuestas no iban a ser convencionales, aunque no sospechaba que serían tan escuetas. Aquí se lo dejo:


1.Dando por buena la ley de Lem ("Nadie lee nada; si lee algo, no comprende nada; si comprende, lo olvida enseguida"), ¿qué diantres hace un tipo como tú dedicándose a emborronar folios?:
Anacrónico eso de “emborronar folios”, pero en fin... Lo hago por no caer de lleno en las drogas.
2.Un habitual de las listas de ganadores de premios literarios alardea de leer menos que la mujer de Beckam, y el hombre record, con más de 1500 galardones, se jacta de no leer más que el Quijote. Al margen de la lógica lástima por el gremio de libreros y de constatar que en España se lee menos que se escribe, ¿crees que el hábito (o vicio) lector puede ser perjudicial para ganar concursos? :
No.
3.Microcorte publicitario: vende una de tus obras con menos de veinte palabras :
Tengo hambre.
4.¿Qué hay antes de comenzar a escribir? (el argumento completo, una idea, un personaje, nada en absoluto…):
Una idea.
5.Chandler afirmó: “Los escritores son todos unos proxenetas. Prostituyen lo que ven y a la gente que conocen, y le dan una vida nueva en un libro, negro sobre blanco” ¿Cuánto hay de chuleado en tus personajes y argumentos?:
Bastante.
6.Pregunta con trampa: Mario Jurisch postuló: “Un escritor es alguien con un gran talento para tolerar el rechazo”. Dados los muchos y conocidos sinsabores y las magras, ilusorias y evanescentes satisfacciones que depara el oficio de escribidor, ¿por qué demonios lo haces? (no vale decir que por el mero placer que depara el acto de escribir):
Juro que no sé hacer (bien) otra cosa.
7.¿Qué libro (ajeno) te gustaría haber escrito? :
“La colmena”, de Cela.
8.¿Cuál de tus obras jamás hubieras sospechado que iba a alcanzar ese éxito, ese reconocimiento? :
Ninguna de mis obras tiene éxito ni reconocimiento.
9.¿Y cuál todavía no acabas de explicarte que no lo haya logrado? :
Ninguna.
10.¿Qué te hubiera gustado que te preguntara y no lo he hecho? (aprovecha también para responder a la cuestión) :
¿Te quieres casar conmigo? La respuesta hubiera sido: Me lo pensaré.