Dicen las malas lenguas
que el jurado del Martín Gaite ha tenido la osadía de premiar la obra “Tres objetos inútiles y un vacío difícil de
llenar”, firmada por un escritor diletante, autodidacta y guerrillero que
responde al mismo nombre que quien mantiene este blog. Se supone que en breve,
podrá leerse en la biblioteca
del certamen.
Aunque Mario Jurisch
afirmase que “un escritor es alguien con
un gran talento para tolerar el rechazo”, y vive Dios que es cierto, de
tanto en tanto, su ego necesita alimentarse con alguna pequeña vanidad para
sobrevivir a tanto desastre.
En cuanto a la obra
premiada, es un cuento en el que siempre creí, pero que ha pasado por una
veintena de premios sin pena ni gloria. Hace unos años (no muchos), la hubiera
desterrado a un recoveco del disco duro, pero gracias al consejo y el ejemplo
de mi amiga, la Vieja Maestra, Teresa Núñez, he persistido, contumaz, hasta que
no han tenido otro remedio que premiarle.
Da la casualidad de que recibo el
premio en un momento en el que apenas concurso, enfrascado en la
lectura de miles de páginas de documentación para una nueva novela. También,
que llega al final de un día particularmente duro por motivos
personales, cuando comenzaba a clarear un tanto la tormenta.
Tal como es costumbre en esta casa, también puede leerse aquí.
Tal como es costumbre en esta casa, también puede leerse aquí.