El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

jueves, 28 de febrero de 2008

Trilleros y estafadores

Creo que fue Guerra el que llamo “Tahúr del Missisipi” a Adolfo Suárez, paisano mío y uno de los políticos más dignos y honrados de nuestra breve historia democrática. Pues bien, se ha destapado en las páginas de un diario que todos los datos y gráficas que manejó en el debate Zapatero eran falsos como monedas de chocolate, y lo mejor de todo es que no se trata del Mundo, la cueva donde se urden todas las teorías conspiratorias, sino del País, un medio hasta hace poco clientelista y mamporrero, poco menos que la prensa del movimiento. Tiene gracia saber que ZP, el de la sonrisa beatífica expresión de no haber roto nunca un plato, acudió a la timba con las cartas marcadas y los dados cargados, y lo mejor de todo es la candidez del PP, que, o bien no se enteró, o bien no fue capaz de sacarle partido a esta torpe y evidente añagaza.

Mientras tanto, mi también paisano Bermejo, un redivivo “Juan Guerra” que le ha salido a Zapatero a guisa de forúnculo en el culo, bailaba al son que le palmeaba su mujer, funcionaria y que lleva más de un mes de baja por lumbago, estafando a la administración publica, esto es, a todos nosotros.

Pero lo que se lleva la guinda es que medios, oposición y ciudadanos, en vez de montar la de San Quintín por estas tropelías, nos dediquemos a hablar del sexo de los ángeles, la crispación y el talante. No es de extrañar que tan a menudo los políticos nos tomen por tontos si nos comportamos como tales.

martes, 26 de febrero de 2008

Sordera pandémica

No sólo son los candidatos los que no escuchan al contendiente, (con el resultado de que en vez de debates disfrutemos de una suerte de “monólogos alternados”) sino que los propios votantes se niegan a atender a lo que se dice en el debate y se limitan a contemplar al candidato de sus amores como el que mira una imagen de la Purísima o del santo de su devoción. Sólo así cabe explicarse cómo es posible que, tras el debate de ayer, las encuestas de los distintos medios den como ganador a uno u otro candidato, según sus afinidades.

Por lo que respecta a al debate, ZP acudió pertrechado con las gráficas de su acólito Solbes, pero Rajoy no se dejó enfarragar en una evanescente disertación macroeconómica –no en vano, no es un recién llegado a esto, como Pizarro– y se limitó a hacer la cuenta de la vieja, mucho más contundente, sobre todo cuando no te cuadran las cuentas. No se necesita tener un master para darse cuenta de que uno no llega a fin de mes, ni ser un doctor de la iglesia para vislumbrar que la política de negociación con ETA ha sido un fiasco, y Rajoy se limitó a enumerar en voz alta y clara estas verdades de Pero Grullo que ZP pretendía maquillar con palabras hueras y afeites estadísticos. Omitiendo el pazguato y papanatas alegato final, se vio a un Rajoy sólido en papel de aspirante, agresivo y cañero (de todos modos lo tenía a huevo), y a un ZP arrinconado y patético, que hasta tartamudeaba con demasiada frecuencia, tan sólo preocupado de huir de las cuerdas.

En cualquier caso, este resultado es irrelevante, pues aquí uno se adscribe a un partido tal y como se profesa una fe. No somos capaces de entender que el gobierno no es más que un administrador para la inmensa finca que es España, al que los inquilinos contratamos por cuatro años, y que, si cumple con nuestras expectativas, le renovamos el contrato y, si no lo hace, le damos la patada y buscamos a otro. Cabría colegir, entonces, si es posible que algún indeciso (si es que existiese tal género) pudiese cambiar su voto en virtud de este debate: la respuesta es que tal prodigio sólo sería posible si el susodicho fuera tan memo como para precisar que Rajoy le cuente estas cuatro verdades para darse cuenta de ellas.

Al final, acabaremos teniendo el gobierno que nos merecemos.

lunes, 25 de febrero de 2008

Una campaña para tontos

Por duro que pueda parecer este aserto, eso no le resta un ápice de veracidad. El ciudadano medianamente inteligente no se deja convencer, y mucho menos se aviene a cambiar el color del voto, por un simple discurso. Los políticos, como los publicistas, conocen perfectamente su “target”, esto es, la franja de población susceptible de ser influenciada, y a ellos orientan su campaña, y es por esto que las citadas de dirijen más a las tripas y a los bajos instintos de los votantes que a su cabeza.

Si estoy equivocado, esta noche veremos un debate entre grandes estadistas que expondrán, brillantemente y al detalle, sus programas; si estoy en lo cierto, el PSOE resucitará a los muertos de Irak y el PP a los de ETA.

Se admiten apuestas.

viernes, 22 de febrero de 2008

Combate nulo

Al final, el combate se quedó en nada; Pizarro, el aspirante, se limitó a mantenerse en la media distancia y, aunque mostró maneras con un juego de piernas exquisito y un estiloso jab que manejó con soltura, el campeón, Solbes, se escudó tras una muralla infranqueable de cifras macroeconómicas del año pasado, justo antes de que se les derribase el castillo de naipes que custodiaban desde hace cuatro años rogando: “¡Virgencita, que me quede como estoy!”.

Cierto es que Pizarro se expresó un lenguaje más asequible al ciudadano medio, a diferencia de un Solbes tan soporífero que se le acabó durmiendo un ojo, pero la verdad es que defraudó.

Cualquier aficionado sabe que es el aspirante el que debe buscar las distancias cortas para lanzar ganchos al hígado y directos a la mandíbula, incluso algún golpe bajo la cintura, pero Pizarro fue víctima del miedo al KO. Resultó un espectáculo lastimero ver a un campeón decadente, que apenas acertaba a encontrar sus gráficas, y al aspirante limitándose a bailar alrededor suyo.

Esperemos que lo del lunes sea menos aburrido.

martes, 19 de febrero de 2008

Pan y circo

Parece ser que esta fórmula para meterse al populacho (es decir, nosotros) en el bolsillo, que ya era vieja cuando la empleaba Julio Cesar, vuelve a estar de moda.

Rajoy abrió la veda con su propuesta de bajada de impuestos, algo que por otra parte cabría esperar de un gobierno liberal, y entonces ZP, que no podía ser menos, se sacó de la manga los 400 euros.

El contribuyente, que no es tonto (no en vano son sus magras costillas las que soportan todos los palos), sabe que estos dispendios los acaba pagando siempre el mismo, por no decir uno mismo, pero una devolución universal de esta índole le hace plantearse a uno que para qué demonios le cobran los impuestos. Si de verdad sobra dinero en la hucha de todos, hay miles de formas mejores, y más equitativas de invertirlo.

A falta de gladiadores (como carnaza a los leones, ya se ha arrojado a la conferencia episcopal en pleno, en esto no se ha cambiado mucho) se han sacado de la chistera esta caterva de cantarines trasnochados que entonan “Defender la alegría” (donde dice alegría, léase canon). Rajoy, más ortodoxo, ayer se fotografiaba con Judokas, incluso se atrevía a hacer una llave.

Lo más triste de todo es que, a pesar de que el paro sube como la espuma y al gobierno no le ocurre otra cosa que maquillar las cifras, la caja del supermercado da más miedo que el dentista y la letra de la hipoteca ha mudado en el abecedario al completo, a la oposición no se le ocurre otra cosa que sacarse los ojos entre ellos por un “quítate que yo estaba antes”, y acaban convirtiendo las inauguraciones preelectorales en cebo para “tomateros” y similares, que, como si de una boda se tratase, no paran de jalear “Que se besen”.

La lástima es que las elecciones, a semejanza de los concursos literarios, no pudieran resultar “desiertas”, a ver si espabilaban.

viernes, 15 de febrero de 2008

Disparar con pólvora ajena

¿Quién no ha soñado con entrar a saco en el Corte Inglés y decir: ‘Señorita, ponga usted lo mejor que “haiga”’? ¡Que se lo pregunten a mi mujer!

Resulta que este ministro, rojo por partida doble, se ha gastado, en jardineras para la terraza y alicatar el los cuartos de baño hasta el techo, más que la cifra media por la que empeña la mayor parte de su vida el españolito de a pie, y justamente en una época en la que, quien más y quien menos, siente que la cesta de la compra y la letra de la hipoteca se le enredan en un nudo que apenas le deja respirar. Y lo mejor es que la anterior inquilina, la Trujillo, compañera de partido y para más INRI ministra del ramo, afirma (y amenaza con aportar pruebas) que la vivienda estaba impecable.

Este gobierno de la guitarra y el talanterío empieza a apestar a viejos tufos, a vacaciones en el Azor y a jets privados, a cacicadas de nuevo rico.

No deja de tener gracia que este ejecutivo se ensañe con Pizarro por haberse enriquecido trabajando honradamente –¡Olé sus huevos!–¡ el mismo que viaja en turista y se aloja, a cargo del partido, en un hotel de tres estrellas.

Creo sinceramente que los ministros deberían cobrar muchísimo más, un sueldo acorde a la responsabilidad, pero estos dispendios son injustificables y quien sea sorprendido despilfarrando así el dinero publico debería ser destituido al instante.

Ahora vas y los votas.

jueves, 7 de febrero de 2008

Un ensayo

Aprovechando que estamos en época electoral, voy a colgar un ensayo que tenía (como díría Teresa Núñez) en un recoveco del disco duro y que viene al dedillo. Es lo que tiene el "escribir de encargo".
Los que mueven la noria

martes, 5 de febrero de 2008

Recapitular

Uno nunca es objetivo con la propia obra; la mayor parte de las veces, porque la mira con demasiada indulgencia, pero hay ocasiones en las que pasa lo contrario, y se debe dejar reposar un tiempo los escritos y después volverlos a leer en su conjunto para valorarlos adecuadamente.

Tampoco sé si en esto soy objetivo, pero las obras que más trabajo (casi sufrimiento) me cuesta alumbrar, al final son las que acaban gustándome más.

Será que me estoy volviendo masoca.