El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 6 de septiembre de 2011

Pandora en el FMI


Ha bastado que Cristine Lagarde abriera la boca para que los mercados se desplomaran como el castillo de naipes que son, haciendo dudar, hasta a los más escépticos, de que en verdad  posea dotes proféticas, aunque bien pudiera ocurrir que sus palabras sean la causa de la desgracia, y no un vaticinio.



Es cierto que tampoco ayuda que el presidente de la comisión europea, Durao Barroso, se limite a negar la mayor, ni que los países de la unión se dediquen a hacer la guerra por su cuenta, en particular Alemania, liderada por una Merkel en plena barrena electoral, que cada vez se arrepiente más de los socios que se ha echado.

En todo caso, esta nueva caída bursátil confirma, una vez más, que los mercados no se comportan como los sesudos y metódicos analistas económicos que debieran ser, sino como un corrillo de comadres histéricas, a las que el menor rumor hace de cambiar de parecer.

Ajeno a todo este revuelo, ZP permanece encerrado en su torre de cristal, descontando horas, y un cada vez más hierático Rubalcaba hace como si la cosa no fuera con él. Y, en Rodiezmo, el PSOE celebra su fiesta minera sin que acuda ningún dirigente nacional, y los únicos asistentes significados, Guerra y Mendez, se tapan las narices en un gesto pleno de significado, aunque sea casual.

Todo en este país tiene un aire transitorio y de impasse. No es de extrañar que el ciudadano de a pie no entienda por qué demonios padecemos esta inútil dilación. La economía es un estado de ánimo al que nada beneficia persistir sumidos en este estado de animación suspendida hasta noviembre.

2 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Pues casi coincidemos en la preocupación, esto es de locos.
Un abrazo, espero que haya ido todo estupendo.

Juan Carlos Garrido dijo...

Razonablemente bien, amigo.

Saludos.