El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

viernes, 1 de mayo de 2015

Las 30 monedas de Monedero

Monedero es ya un cadáver político. Iglesias hacía ayer pucheritos cuando decía cuánto lo sentía y lo amigos que eran, pero no le tembló el pulso al deshacerse del que se había convertido en el mayor peso muerto de un partido que todavía no ha alcanzado ninguna responsabilidad de poder. No es de extrañar, pues si algo ha caracterizado históricamente a los partidos revolucionarios es la prodigalidad con la que van llenando la cuneta de cadáveres.
Monedero se despide dando coces, acusando a su partido de ser igual que la “casta” a la que critican (en esto no tiene razón: son mucho peores), y él mismo envuelto en turbios asuntos económicos, ser igual que la “casta” a la que critica.
Parece evidente que Podemos se ha financiado de sitios tan poco recomendables como Venezuela o Irán, países que, como podrán comprender, no tienen ninguna preocupación por la pureza de la democracia en España ni el bienestar de sus gentes. Si regímenes opresores y totalitarios ponen su dinero en las manos de los dirigentes de un partido político, es porque éste en realidad no es tal, sino una brecha abierta en la línea de flotación de la democracia, tal como, tradicionalmente, los gobiernos revolucionarios han tratado siempre de exportar la revolución a otras latitudes.
Con esto no quiero decir que Podemos, si ganara las elecciones, que va a ser que no, vaya a implantar un régimen bolivariano o teocrático, lo que quiero explicar es que Iglesias es una persona sin escrúpulos, sin otro afán que alcanzar el poder, sea cual sea el precio, y sin importarle la calaña de con quien tenga que asociarse o el precio que tenga que pagar por llegar a él, para qué hablar de lo que sería capaz de hacer por perpetuarse en el mismo.

Ahora van y le votan. 

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