El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

lunes, 2 de junio de 2008

Las corrientes oceánicas, de Félix J. Palma.

Antes de abordar este libro, con el que consiguió el premio Luís Berenguer de novela, me gustaría contar otra anécdota relacionada con el autor.

Esta mañana, mientras que un taxi me llevaba al aeropuerto, he podido escuchar en la radio que, en Japón, una mujer de cincuenta y tantos años ha estado más de un año viviendo en un armario de otro hombre sin que este se enterase. Hace unos días, reseñaba aquí “Las interioridades”, del mismo autor; el cuento que da título al libro, uno de los mejores que ha leído este servidor, narra las andanzas de una particular fauna que pulula por los roperos ajenos. Uno admiraba esta historia justo por la maestría demostrada al narrar una situación tan fantástica e inverosímil haciendo gala de tal coherencia interna que uno se traga cada palabra sin pestañear, ¡y resulta que hay un caso real que parece plagiar al cuento!

Las corrientes oceánicas es un libro que, cuanto menos, podemos calificar como “particular”. El comienzo te hace sentir que vas a disfrutar de una obra maestra, pues arranca haciendo exhibición de un lenguaje de una riqueza exquisita, alejado de la habitual tendencia al barroquismo del autor, y repleto de unas observaciones que evidencian una agudeza y una perspicacia extraordinarias. Por desgracia, los preámbulos de la historia se prolongan durante la mitad de la novela, que te causa la impresión de estar leyendo un cuento extralargo, de una densidad inaudita, y que a mi casi me obliga a abandonar la lectura. En el tercer cuarto del libro, la narración sufre un giro radical, y el autor desarrolla una trama sorprendente, que te incita a devorar las páginas. El desenlace no está a la altura de la trama, pues es forzado, inverosímil y, por momentos, pueril. Incluso, en ocasiones, los personajes actúan con evidente desprecio a toda coherencia interna, incluso a la de la propia historia. El epílogo es memorable y bien podría ser considerado, en si mismo, como un cuento extraordinario.

A decir verdad, no tengo clara cuál es mi opinión sobre el libro, y si alguien me obligase a dar un veredicto tajante sobre el mismo (si me ha gustado o no), con sinceridad, no sabría qué decir.

Para los envidiosos: esta semana también estoy en Canarias.

7 comentarios:

Er Tato dijo...

Cuando he empezado a leer la entrada casi había decidido comprarlo. Después me has quitado las ganas. Y al finalizar, me has dejado con deseos de comprar sólo el epílogo...

Y a ver qué haces con la hora de más, porque yo, que tambien viajo con cierta asiduidad a Canarias por motivos profesionales (2 ó 3 veces al año; alguna más si algún proyectos se tuerce) casi nunca la aprovecho y me la guardo para la vuelta, aunque al final nunca la encuentro.

Saludos y que disfrutes de las islas afortunadas.

Sombras en el corazón dijo...

Difícil catalogar un libro a veces. Pero es como todo en la vida; entre el blanco y el negro hay una escala de grises considerable.

Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

A mi, en Canarias, la hora se me hace de menos, pues no acabo de encontrarla por sitio alguno.

Saludos a todos.

Mery dijo...

Me asomo y veo qu eno se guardó el comentario que te hice ayer, así que me toca recordar y resumir:
como er Tato,he estado dudando si leer o no el libro, si saltarme alguna parte y dejar en el olvido el final. Pero creo que no, no lo leeré.

Y, por supuesto, que disfrutes mucho de la isla, de la que vas a volver aislado y morenito.
Un abrazo

Minúscula Martínez dijo...

Tiempo me queda poco...pero voluntad...Cada vez que reseñas un libro, lo anoto en pendiente¡¡

B x C

* Conste que lo de dos semanas en Canarias, no puede ser bueno¡¡

Susy dijo...

Suele pasar con no pocos libros, que nos prometen para después dejarnos sin saber si nos gustó o no, o todo lo contrario.
Yo, por ejemplo, esta semana he vuelto a los ensayos de Montaigne para ojearlos como hacía hace tiempo y he podido comprobar que es, en cierta forma y manera, difícil compatibilizarlo con otras lecturas si no se consigue cambiar de chip.
Que disfrutes en Canarias y gracias por tus palabras.

Juan Carlos Garrido dijo...

Cristina:

Pues todavía tengo que volver otra vez, la primera semana de Julio.

Susy:

Gracias a tí por visitarme.

Saludos a todos.