El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

viernes, 9 de abril de 2010

Juzgador injuzgable

Hace escasos minutos, recibo un correo de un tal Roberto R Bravo, a quien no conozco en absoluto, que escribe la siguiente misiva:

Estimados amigos:
Es un día triste para un país cuando un juez honesto, responsable y decidido que investiga crímenes de guerra puede ser llevado a juicio por grupos fascistas herederos de la misma ideología que perpetró esos crímenes.
R


Debajo, un panfleto de amnistía internacional, que incluye una foto de Garzón, digno, trajeado y ocupando un soberbio despacho, con paredes de madera y cuadros antiguos.

Trascribo aquí mi respuesta:

Estimado amigo:
Antes que nada, me gustaría saber de dónde ha obtenido mi dirección de correo electrónico, que yo no se la he facilitado, ni he autorizado que se la faciliten a Ud., ni la hago pública en sitio alguno.
En segundo lugar, no soy quién para poner en duda la honestidad de Garzón, pero resulta patente, para cualquiera que lea de cuando en cuando la prensa, que se trata de un juez irresponsable y chapucero como pocos, más preocupado de su imagen que de hacer su trabajo y que la mayoría de los encausados por él acaban en la calle a los pocos días por defectos en la instrucción.
En todo caso, nadie está por encima de la ley, lo mismo un humilde ciudadano, como un servidor, que el más mediático de los jueces. Y si Garzón es inocente, no tiene nada que temer, pues saldrá libre y con su nombre limpio de toda sospecha, ¿o acaso pone en duda la integridad de todo nuestro sistema judicial y, en este caso, nada menos que del tribunal supremo? Y no importa en absoluto quién lo acuse: tanto si es inocente como si es culpable, lo será de todos modos.
Recibe un cordial saludo, desconocido Roberto


Resulta revelador que todos estos supuestos defensores de “la justicia universal”, no admitan que un juez deba a someterse a esta misma justicia, como cualquier hijo de vecino, y que prefieran poner en duda la honorabilidad de todo el tribunal supremo antes de que se someta a juicio la de un magistrado. A mí no me cabe ninguna duda de que el supremo será (siempre, pero muy particularmente en este caso) en extremo meticuloso, riguroso e imparcial.

19 comentarios:

Er Tato dijo...

El razonamiento jurídico cinco (pág 12) del auto del juez Varela es demoledor. Y lo que dice Leguina en su blog, también. Pero claro, seguramente se trate de dos fascistas infiltrados en las filas de la izquierda. Si es que...

Un abrazo

Máster en nubes dijo...

Suscribo tu carta, si me dejas. Y añado un nota que espero que sea bene...

Yo creo que a veces la falta de talento, la mediocridad a menudo, se refugia perfectamente en los pronunciamientos ideológicos. Se utiliza así la ideología como parapeto para ocultar la falta de pericia técnica y profesional...¡y hasta poética o de escritura! Fíjate lo que te digo, JC, hasta ahí se nota de pleno...

Un abrazo y disculpa, estoy muy harta a veces...

Juan Carlos Garrido dijo...

Tato:

Mágníficos enlaces; desde esta misma página, le nombro conde de la documentación y marqués del hipervículo.

Aurora:
No habiendo que pagar, aquí se permite todo.
Y , en efecto, cuando se acude a los principios ideológicos, es porque se carece de argumentos de peso.

Saludos a todos.

J. G. dijo...

Tienes toda la razón en lo del Supremo que si es inocente, que no tema nada etc. es que aquí más que la política en sí lo que más ha alarmado es la paradoja de los extremismos dando igual que fueran diestros o zocatos.

Saludos y muy certero tu argumento sin hacer juicio paralelo que os lo que solemos hacer en estos casos.

Roberto R Bravo dijo...

Veo que has transcrito tu respuesta a mi carta (que envié en una remesa general, ya que tampoco te conozco), pero no mi contestación a a cada uno de los puntos que señalas, y que ahora rematas con unas cuantas falacias y falsos juicios sobre "supuestos defensores de la justicia universal" (donde supongo que sesgadamente me incluyes) quienes "no admiten que un juez deba someterse a la justicia" (lo que nunca he dicho). No puedo responder aquí como es debido por razones de espacio, pero si estás interesado en una discusión seria y honesta, sin tergiversaciones y ventajismos de citar sólo lo que te interesa, te remito a:
http://filosofiaylodemas.blogspot.com/
Tanto si te interesa como si no, ya que me citas parcializadamente por mi nombre sin ni siquiera avisarme antes, espero que al menos tengas la honestidad de publicar esta respuesta.

Juan Carlos Garrido dijo...

Desconocido Roberto:

En efecto, trascribo su carta sin avisarle, al igual que me llegó sin tener que haberlo hecho.
Es cierto que no añado su respuesta, pero tampoco la mía a la suya; en primer lugar, por mera imposibilidad causal, ya que mi entrada es anterior a su respuesta, pero además porque la entrada acabaría siendo interminable,
Resulta revelador de su “talante” el hecho de que tilde de falaz (falsa) e infame (vil) a cualquier opinión que discrepe de su ideología. No tengo ningún interés en prolongar esta discusión, pero ningún motivo invita a pensar que su blog pueda ser más serio y honesto que el mío, más bien todo lo contrario.
Y no es preciso que un servidor demuestre la honestidad de publicar su respuesta, ya que Ud. se ha tomado la libertad de hacerlo. Si se refiere a que no elimine no mensaje, sólo borro las entradas de publicidad indeseada (SPAM), aunque, pensándolo bien, su primer mensaje se aproximaba bastante a ese concepto.

Roberto R Bravo dijo...

Sigues tergiversando y manipulando. No son otra cosa tus comillas en torno a una palabra que sólo tiene la obvia intención de atribuirme una cierta "ideología", con lo que se puede ver fácilmente que tu afirmación de que considero "infame" o "vil" (términos que en ningún momento he usado) cuanto discrepe de mi supuesta ideología es precisamente lo que tú haces. Tampoco quiero discusiones inútiles con quien no sabe hacer siquiera un uso ecuánime del lenguaje.
Una útima observación: como éste es tu blog, podrás publicar o no esta respuesta, pero sospecho que si lo haces te reservarás la última palabra. Es tu derecho, por ser tu blog, y ya no responderé más. Si de verdad te interesa un análisis imparcial (que de antemano y sin verlo has tachado de ideológico), ahí tienes mi referencia anterior.

Er Tato dijo...

Bueno Roberto, enviar correos electrónicos a desconocidos, en una remesa general como tú la llamas, no es de muy buena educación, así que mal empezamos, pero en fin. Decir que no has afirmado que un juez no deba someterse a la justicia -Es un día triste para un país cuando un juez honesto [...] puede ser llevado a juicio...-, pues tampoco parece compadecerse con la verdad si, como indicas en tu blog y yo comparto, prefieres quedarte con el espíritu y no con la letra de la ley.

En cuanto a tu invitación al debate, y como estoy seguro de que Juan Carlos no tiene problemas de espacio -¿por qué habría de tenerlos él y tú no, si ambos os alojáis en blogger y no le pagáis un duro a Google?-, recojo el guante. He leído un par de veces tu panfleto y apenas estoy de acuerdo con un par de cosas, pero como en este caso son más las cosas que nos separan que las que nos unen, me referiré sólo a aquéllas.

Comienzas hurtando sus derechos constitucionales a quienes no profesan tu idelogía. Mal comienzo. ¿Acaso el poder judicial debiera pedir certificados de decencia moral y ética a los denunciantes de presuntos hechos delictivos? ¿Y quién iba a expedir esos certificados, los que piensan como tú, los que piensan como yo, o los que piensan como ellos? ¿Y aplicando qué criterios?

¿Acaso cada cual, en uso de su libertad individual, no puede profesar la ideología que le venga en gana mientras ello no conculque derechos de terceros? En todo caso manifestar una ideología antidemocrática puede ser inmoral –a mí también me lo parece-, pero nunca debiera ser ilegal. ¿Acaso es razonable que el Estado legisle la ética y la moral? Desde luego que no. Las leyes sólo deberían limitarse a garantizar el ejercicio de los derechos de cada cual sin que interfieran en los derechos de terceros.

Afirmas más adelante que "En los sistemas democráticos actuales es fundamental que los jueces, al margen de sus derechos como individuos, muestren imparcialidad en su tarea de administrar justicia con respecto a ideologías partidistas y, en particular, su absoluta independencia de ideologías no democráticas.". ¿En qué quedamos? ¿"Es un oprobio que la Justicia española responda así ante los requerimientos de quienes deberían estar avergonzados de defender una ideología política estrechamente emparentada con los execrables nombres de Hitler y Mussolini", como decías más arriba, o los jueces deben mostrar imparcialidad respecto a ideologías partidistas y no democráticas? El oprobio consistiría en que condenaran a Garzón injustamente, no en que atiendan los requerimientos de unos cuantos impresentables si de los hechos denunciados se deducen indicios de delito, que no en otro momento procesal estamos en estos momentos.

Hablas también de la facultad de interpretación de las normas. Sin duda, ése es uno de los pilares de nuestro Derecho, pero no debe olvidarse que la interpretación no puede llevarse hasta el punto de crear nuevas normas por interpretaciones extremas de las mismas usurpando de facto las facultades del poder legislativo. Además, la jurisprudencia, la doctrina creada por la interpretación y aplicación de las leyes, no forma parte de las fuentes del derecho en nuestro país, a diferencia de lo que ocurre en el mundo anglosajón.

[continúa]

Er Tato dijo...

A continuación atizas a aquellos abogados -llamésmoles de algún modo, dices-, que ejercen la defensa legal "para lo éticamente indefendible". ¿De nuevo la confusión entre ética y ley? ¿Es que algo éticamente deleznable no debiera tener derecho a la defensa en un Estado de Derecho? A los que te parezcan, según tu ética particular, unos impresentables ¿los metemos en la cárcel directamente, sin juicio ni garantías de ningún tipo? ¿Se lo preguntamos a Zola, tu héroe al parecer, a ver qué nos contesta?

Hablas también del principio de legalidad y de una de sus consecuencias más inmediata, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables (art. 9.3 CE), para después mezclar los procesos de Nuremberg con la Ley de Amnistía de 1977. ¡Como si tuvieran algo que ver unos procesos basados en una legislación ad hoc creada por los países vencedores de la guerra con una ley votada en un Parlamento democrático!

¿Se puede ser absolutamente tolerante?, te preguntas. Y matizas ¿se puede ser tolerante con quien no lo es? Y te respondes:"No, no se puede ser absolutamente tolerante. Porque no se puede ser tolerante con quien no manifiesta reciprocidad.". Y lo justificas afirmando que el intolerante suprimirá en cuanto pueda al tolerante. ¡Acabáramos! ¿Acaso no existen leyes en un Estado de Derecho que impedirían al intolerante de pensamiento convertirse en un intolerante de hecho? Entonces, ¿por qué ese miedo al intolerante? Que hable, que se manifieste, que se identifique, que tenga los mismos derechos que los tolerantes -¡qué fea palabra para encerrar el espíritu de su intención!-, que no nos conviertan en ellos mismos.

[continúa]

Er Tato dijo...

Comparas también a Pinochet y su ley de amnisitía, promulgada por el propio dictador durante la dictadura, con nuestra Ley de Amnistía de 1977, promulgada en democracia por un Parlamento democráticamente elegido, el mismo por cierto que votó la Constitución en vigor. Ello no quiere decir que la nuestra sea más o menos justa, pero sí que es más legítima. En Derecho, si se quiere ser serio, no pueden compararse dos situaciones como si fueran iguales por el simple hecho de que a alguien se lo parezcan.

En cuanto a los tratados internacionales, la aplicación de los mismos en nuestro país, y prácticamente en todos, requiere de su adaptación al Derecho interno. "La celebración de un tratado internacional que contenga estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión constitucional" (art. 95.1 CE). Puesto en relación con el 9.3 de la CE hace incompatible cualquier cláusula de retroactividad de un tratado internacional suscrito por España, más allá de cuestiones éticas o posturas ideológicas.

Podría continuar, pero creo que he repasado las líneas maestras de tu panfleto. No obstante, me gustaría terminar con algunas aclaraciones sobre mi postura personal. La admisión de la querella contra el juez Garzón es sólo eso, y quienes están intentando convertirla interesadamente en otra cosa se aprovechan de la buena fe de gentes que aún llevan a flor de piel los horrores que sufrieron ellos o sus familiares desde el preámbulo de la guerra civil hasta la muerte del dictador. Sea o no condenado Garzón -y a mí me gustaria que no lo fuera a pesar de que creo que es un mal juez-, es falso que los familiares de asesinados durante la dictadura no tengan instrumentos legales para enterrar a sus muertos y restuir su honor. Existen leyes, incluso anteriores a la polémica Ley de Memoria Histórica -a la que por cierto, el mismo gobierno que la aprobó está dejando morir por falta de medios y recursos-, que permiten abrir procedimientos al efecto. Y en todo caso, si es un clamor popular juzgar y condenar el franquismo -uno, en su ingenuidad, creía que ya estaba jusgado y condenado de facto, salvo para unos cuantos descerebrados-, que el legislativo tome nota, que es quien puede hacerlo, y que modifique la Constitución, pero que no sean los jueces los que se arroguen la facultad de derogar en la práctica leyes y obviar nuestra Constitución, porque eso suena mal, muy mal.

Saludos

Roberto R Bravo dijo...

Estimado Tato: Gracias por tus incisivos y juiciosos comentarios, que demuestran (salvo en algún párrafo o dos, que prefiero ignorar), que es posible la discusión seria y razonada sobre estos temas entre personas de ideas diferentes (no ideologías, que es otra cosa), y dentro de una atmósfera de mutuo respeto. Creo que tenemos muchos más puntos en común de los que piensas, aunque en la práctica se expresen de manera distinta. Permíteme explicar algunas cosas que quizás no haya dejado del todo claras en mi escrito, al que despectivamente llamas panfleto (comentario al margen, sólo para que se entienda, ya que dije que iba a ignorar un par de cosas).

Por razones de espacio, tengo que dividir también esta respuesta en partes...

Roberto R Bravo dijo...

Sigo (aproximadamente) el orden de tu exposición.

1. No sé si es mala educación, como dices, hacer un llamado general a la gente. Es lo que se hace, por ejemplo, en la publicidad, las peticiones de auxilio, las noticias y un largo etc. Además, envié mi carta a quienes tenía en mi libreta de direcciones -no precisamente extraños, ya que por algo habrían llegado allí, seguramente porque me enviaron algo primero.

2. No "hurto" (como dices) derechos constitucionales a nadie. Señalo, simplemente, la situación existente en otros países democráticos, para compararla, claro, con éste. Y tampoco expreso ninguna ideología propia a la que aludes no sé con qué intención, sólo hablo de aquellas contrarias a la democracia.

3. Respecto a los derechos que deberían o no tener quienes son antidemócratas, creo que tú mismo das una opción aceptable: "Las leyes sólo deberían limitarse a garantizar el ejercicio de los derechos de cada cual sin que interfieran en los derechos de terceros." Totalmente de acuerdo.

4. No creo incurrir en contradicción cuando digo que los jueces deben ser imparciales, y al mismo tiempo manifiesto mi vergüenza de que grupos antidemocráticos puedan poner a un juez en el banquillo. Esto último es consecuencia, entre otras cosas, de la falta de reciprocidad en materia de tolerancia. Respecto a cuáles debieran ser los límites es materia a discutir, pero tú mismo haces también una propuesta interesante: que existan "leyes en un Estado de Derecho que impidan al intolerante de pensamiento convertirse en un intolerante de hecho". A leyes como ésa me refería precisamente cuando hablaba de la situación legal de otros países democráticos.

Roberto R Bravo dijo...

5. Afirmas "que la interpretación no puede llevarse hasta el punto de crear nuevas normas por interpretaciones extremas de las mismas usurpando de facto las facultades del poder legislativo". Plenamente de acuerdo en términos generales, como suele suceder con enunciados tan amplios. De ahí lo de la interpretación y la distinción entre letra y espíritu…: ya habría que ver los detalles en cada caso. Pero entre ley y ética hay una línea muy sutil, no siempre clara (donde, obviamente, podemos discrepar). Ya que lo preguntas, mi "ética particular" (como dices) no me llevaría a meter a nadie en la cárcel sin juicios ni garantías (no sé de dónde sacas semejante cosa). Y tampoco tendría que preguntarle nada a Zola (mi supuesto "héroe", según tú, sólo porque lo he citado).

6. En cuanto a tu afirmación de que nada tiene que ver una ley aprobada en democracia con otra muy similar emanada de una dictadura, o incluso de una legislación ad hoc, como la de Nuremberg, aquí cabe una importante distinción: una cosa es el origen que pueda tener algo (en este caso un instrumento legal) y otra su utilidad y su función. La comparación es un recurso útil del intelecto y del discurso.

7. Es cierto que el derecho anglosajón tiene algunas diferencias (a veces notables) con el nuestro. Pero, aunque es otro tema de discusión, no vendría mal empezar a considerarlo (principalmente nuestros de teóricos y juristas), dada la tendencia actual a unificar muchos de los conceptos y los procedimientos del derecho (la UE y la convivencia internacional requieren de ese diálogo cada vez más).

8. Dices: "La Constitución Española hace incompatible cualquier cláusula de retroactividad de un tratado internacional suscrito por España, más allá de cuestiones éticas o posturas ideológicas". De acuerdo a medias. En líneas generales creo que este tema debe estar, en efecto, más allá de "cuestiones éticas o posturas ideológicas" (con la salvedad apuntada respecto a la sutil línea divisoria). Pero no creo que sea incompatible con la CE cualquier cláususa de retroactividad (sobre lo que he dicho bastante en mi página).

Roberto R Bravo dijo...

9. Estoy de acuerdo contigo en que el gobierno debe desarrollar perentoriamente la ley de Memoria Histórica. Es un grave error del gobierno no haberlo hecho, por lo que le cabe una gran cuota de responsabilidad en toda esta situación que estamos discutiendo.

10. Dices: "…que no sean los jueces los que se arroguen la facultad de derogar en la práctica leyes y obviar nuestra Constitución". De acuerdo también en esto. Por cierto, no creo que sea lo que haya hecho Garzón, y en esto, obviamente, discrepamos. Pero es uno de los beneficios de la democracia y la libertad de expresión.

Sólo me queda agradecerte tu escrito, que me ha hecho pensar, y que te hayas tomado la molestia y el tiempo de leer el mío (dos veces, como dices). También debo agradecer al autor responsable de esta página (con quien he discrepado en otras cosas) por dar cabida aquí a esta discusión. Una valiosa muestra de generosidad.

Er Tato dijo...

Bueno Roberto, juiciosos no sé si serán -desde luego a mí me lo parecen-, pero incisivos sin duda lo son. En cuanto a lo de llamar panfleto a tu blog, creado específicamente para publicar tu postura respecto de todo este asunto que nos traemos entre manos, te aseguro que no lo hice para despreciarlo, sino para definirlo. Su agresividad, dialéctica por supuesto, me impulsó a calificarlo de tal modo (RAE 2. Opúsculo de carácter agresivo).

Pero vayamos al grano:

1-. A mi siempre me ha parecido una falta de educación el spam, pero admito que es cuestión de opiniones.

2-. Afirmas que "es un oprobio que la Justicia española responda así ante los requerimientos de quienes deberían estar avergonzados... Es decir, la justicia debería ignorar los hechos, las razones y los derechos de quienes interpongan una querella si éstos ostentan una ideología vergonzosa o inmoral, porque en caso contrario tendría lugar una ignominia, una afrenta, una deshonra. En definitiva, un oprobio. También hablas de notoria injusticia procesal al comparar la situación con aquella contra la que Zola levantó la voz. ¿Y dices que no les hurtas, o mejor dicho, no desearías hurtarle sus derechos constitucionales a estos sinvergüenzas?

3-. Si estamos de acuerdo en este punto, se desmonta una parte importante de tu línea argumental. Me alegro.

4-. Si afirmas que los jueces debieran ser imparciales respecto de cualquier ideología a la hora de administrar justicia, pero te parece vergonzoso que prospere una querella, no en función de los fundamentos jurídicos para su admisión, sino por el talante antidemocrático de los querellantes, ya me contarás si es o no una contradicción. Es como si a mí me pareciera que la gente tiene derecho a vestir como quiera y después dijera que me parece vergonzoso que el Estado no prohíba las minifaldas.

En cuanto a los límites para los intolerantes, me temo que no he debido explicarme bien. Lo mío no es una propuesta, es una realidad. Las leyes en nuestro país -al menos hasta la lamentable Ley de Partidos-, no castigan la intolerancia de pensamiento. De todas formas, al paso que vamos, imagino que es cuestión de tiempo que esa circunstancia deje de ser una realidad. Yo no abogo por la ilegalización de ningún antidemócrata, sino sólo de las actos contra la libertad y los derechos individuales.

5-. Entre ley y ética existe, a mi juicio, una línea muy clara, Roberto. Tan clara como que la ley jamás debiera regular comportamientos individuales que no violenten derechos individuales. También te extraña que deduzca de tus argumentos que abogas por la posibilidad de que haya gente que no deba tener derecho a defensa, cuando le dedicas varios párrafos al asunto, poniendo a parir a aquellos abogados que defienden causas de dudosa ética, calificándolos de modernos imitadores de sofistas [a los que les falta] la honestidad y el sentido de responsabilidad social de aquellos.". En cuanto a Zola, me limito a constatar lo que tú mismo escribes. Subtitulas tu panfleto con un Necesitamos muchos Emile Zola, y en el texto reiteras "Hacen falta muchos Zola entre nosotros. En fin, a mí sólo se me ocurriría decir eso de alguien a quien admiro profundamente. Pero puede ser que esté equivocado.

6-. Sin duda, la comparación, cuando es acertada, siempre es útil, porque ayuda a simplicar situaciones complejas para su más fácil entendimiento. Pero cuando las situaciones comparadas se parecen como un huevo a una castaña, sólo generan dañina confusión. Llevan a conclusiones erróneas que se toman como certeras. Y a veces, como fanáticamente certeras. Quizás en otras disciplinas no sea así, pero en Derecho, el origen es determinante. A mí me parece obvio que no tiene la misma legitimidad una ley aprobada por un Parlamento democrático que una aprobada por un dictador.

Er Tato dijo...

7 y 8-. Si hasta las Directivas comunitarias, que suelen tratar en su mayoría normas civiles o mercantiles, menos agresivas con los derechos individuales que las penales, deben ser traspuestas a nuestro ordenamiento interno para que sean aplicables, hasta el punto de que existen multas comunitarias cuando no se hace en plazo, ¿cómo no exigir lo mismo de las penales? Todo ello amén de lo que dice la CE, a lo que no contestas. Te limitas a afirmar que no crees que sea incompatible con la CE cualquier cláusula de retroactividad. Pero no se trata de lo que tú creas o de lo que yo crea, sino de lo que está escrito, negro sobre blanco, en nuestra Carta Magna. ¿Debemos obviar nuestra Constitución porque así lo dicen Tratados internacionales?

9-. Entonces estaremos de acuerdo en que la admisión de la querella contra el juez Garzón no pretende impedir, entre otras cuestiones porque no puede, a las víctimas del franquismo restituirlas en su honor y enterrar a sus muertos. Es decir, que existen instrumentos, aunque estén poco dotados de recursos, para ello. Bueno es que se diga bien alto, porque tú afirmas "...la ley de Memoria Histórica bajo la que actuó el juez ahora acusado de delitos procesales..." y algunas cosas más.

10-. Bueno, el juez Garzón ha actuado en base a entender derogada la Ley de Amnistía de 1977. Cuando el poder judicial asume competencias del poder legislativo, el único competente para derogar leyes, ¿no están usurpando las funciones de éste?.

Leer tu escrito no ha sido una molestia -tampoco ha sido un placer, disculpa mi sinceridad-, sino algo imprescindible si pretendía conocer tus argumentos y darte un réplica intelectualmente honesta. Es lo que hago siempre que decido incorporarme a un debate. Y sí, lo he tenido que leer un par de veces porque, dicho sin ánimo alguno de ofender, cuesta seguir el hilo argumental en algunos momentos.

Saludos

Roberto R Bravo dijo...

Pues veo que te sigue costando seguir el hilo. No suscribo ninguna de las "conclusiones" que pretendes obtener de mis palabras en tu punto 2; si esa fuera mi opinión, lo habría dicho. El oprobio es el hecho, expresado crudamente, no las razones ni los argumentos ni los derechos que pueda haber detrás. Un ejemplo muy sencillo: el asesinato, como tal, es un oprobio. Aunque fuera plenamente justificado. Si, por ejemplo, fuera en defensa propia, sería un oprobio (para el grupo, para la sociedad) que las cosas hayan llegado hasta ese extremo. (Aquí el oprobio estaría a nivel de metadiscurso, si quieres expresarlo así.) En cuanto a los derechos de quienes son antidemocráticos en un estado democrático, ya lo he explicado suficientemente. De ahí que nuestro acuerdo en el punto 3 no "desmonte" nada de mi línea argumental, que transcurre a nivel de crítica sociopolitica (no de los detalles de la situación específica, que son sólo el motivante inmediato). Te repito el mismo ejemplo (bien sencillo) en relación a tu punto 4, donde demuestras que sigues sin entenderme.

Quizás entiendas mejor ahora el alcance de tus propias palabras, que parecen apoyar lo que digo: "Las leyes en nuestro país […] no castigan la intolerancia de pensamiento. […] Yo no abogo por la ilegalización de ningún antidemócrata, sino sólo de las actos contra la libertad y los derechos individuales." Aunque supongo que volverás a decir que ésas también desmontan una parte de mi discurso…

Al fin un punto (5) donde podemos señalar una discrepancia patente, no disfrazada por ninguna interpretación: Dices que "Entre ley y ética existe, a mi juicio, una línea muy clara". Para mí (y para gran cantidad de juristas y filósofos del derecho) no es así. Para no darte una extensa bibliografía, puedes consultar sólo el Diccionario de Ética de Höffe (editorial Crítica), artículos Moral, Ética, Derecho. Todas las culturas (y esto es una obviedad) estructuran su ordenamiento legal sobre la base de lo que consideran ético o moral. Por cierto, que critique -como hago- la actitud "legalista" y puramente procedimental de algunos abogados no implica que alguien no tenga derecho a defensa: una conclusión muy espúrea.

Roberto R Bravo dijo...

Otro punto discrepante que ayuda a aclarar posiciones (el 6): tu opinión de que mi comparación entre leyes de amnistía es desacertada. No tengo ningún problema en aceptar que puedo equivocarme, pero no creo que sea el caso. He hecho una clara distinción entre el origen de una ley por un lado y su utilidad y función por la otra (y veo que empiezo a repetirme). Que una ley sea legítima no quiere decir que no amerite revisión. En cambio, tú insistes en la cuestión de la legitimidad como si eso la consagrara.

Claro que he contestado a tus puntos 7 y 8 (cuya numeración derivas precisamente de los míos). Si lees bien mi artículo, que insistes en llamar panfleto (ya veo que dos veces no te han sido suficientes para entenderlo), digo literalmente (y vuelvo a repetirme): "… los Estados firmantes de los tratados internacionales (entre los que se encuentra España) se han comprometido a poner en vigor la norma internacional de manera prioritaria, haciendo los ajustes necesarios para actuar en consonancia con las normas nacionales. De otro modo, ¿qué sentido tendría firmar tratados internacionales si no van a ser respetados en caso de colisión con las leyes locales? Si se van a seguir los convenios sólo cuando no entren en conflicto con la legislación local, bastaría entonces con ésta y sobrarían aquellos." … ¿Más claro?

Y, en efecto, no creo que la ley española sea incompatible con cualquier cláusula de retroactividad, en particular con aquellas de especial gravedad de la que he hablado ya ampliamente en mi escrito. Otro punto de clara discrepancia (¡al fin uno más!). Y, como dices, no se trata de lo que tú o yo creamos, sino de los tratados internacionales que ha firmado y respaldado España, que están objetivamente ahí.

Tus puntos 9 y 10 simplemente repiten aspectos que ya he explicado bastante (aunque no hayas entendido), y no me gusta repetirme.

Saludos

Er Tato dijo...

Dejémoslo pues en que no he conseguido entenderte.

Saludos