El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

viernes, 13 de marzo de 2009

Mierda

Por más que todos sepamos que durante el boom inmobiliario los ayuntamientos han nadado en dinero, disfrutando de una bonanza inusitada e irrepetible, y que la voluntad humana es frágil, sobre todo cuando se tiene la saca al alcance de la mano, no me resigno a creer que tengamos que convivir forzosamente con la corrupción.

Es evidente que el caso Gürtel no es más que la punta del iceberg de la “corrupción de baja intensidad” que ha campado a sus anchas por casi todo ayuntamiento que manejase cifras de seis ceros, pero la sociedad, y muy especialmente los partidos políticos, no deberían conformarse con que se purgue, más o menos ejemplarmente, a los pocos sinvergüenzas que ha desenmascarado la justicia. 

Por su propio bien, los partidos deberían vigilar a todos los cargos electos de sus listas que cobren un salario por ello (aunque parezca increíble, la mayoría, los de los pequeños pueblos, lo hace por amor al arte). Todos ellos deberían rendir cuentas  periódicamente a un auditor sobre la procedencia de cada bien del que disfrutan y hasta el último euro de su patrimonio. 

2 comentarios:

Juan Antonio González Romano dijo...

Ojalá, pero va a ser que no. Y si nos ponemos a hablar de la cantidad de contratados a dedo por los partidos en los ayuntamentos y empresas públicas para comprar votos, apaga y vámonos. El otro día hablé con el empleado de un ayuntamiento. La corrupción está absolutamente extendida. Daba miedo escuchar los casos que contaba.

Juan Carlos Garrido dijo...

Juan Antonio:

Admito que este sea el estado de las cosas, pero no que nos tengamos que conformar.

Además, uno debe mirar al cielo para levantarse del suelo.

Saludos.