El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

jueves, 26 de marzo de 2009

Profesionales del terror

Me pongo en la piel del pobre hombre al que han despertado esta madrugada en Amorebieta con la sutileza (y la cobardía) de una explosión, y me doy cuenta de lo complicado y peligroso que resulta llevar una vida normal a apenas cuatro horas en coche de aquí. Imagino que a este buen hombre le va a costar trabajo volver a dormir del tirón, si es que lo logra, y a cada momento va a sentir la necesidad a mirar a sus espaldas. Y todo esto por tener la mala suerte de vivir a pocos metros de estos desgraciados y, quizás, por tener la dignidad de negarse a someterse a sus exigencias.

Este es el perfecto ejemplo de víctima anónima, cuya tragedia apenas merece una breve reseña en las páginas interiores del diario y que mañana, sin ir más lejos, será desterrada sin pudor al olvido. Pero este pobre hombre, cuyo nombre no han facilitado, no podrá aliviarse con el bálsamo del olvido, por mucho tiempo que pase. Una bomba a tu puerta, aunque sólo rompa algunos cristales, es un estigma difícil de eliminar.

Y los que han colocado la bomba es posible que ahora estén desayunando tan campantes, como un trabajador cualquiera que acaba su turno de noche. Nos engañaríamos si pensáramos que se trata de una contienda política; esta gente ha hecho de la extorsión y el chantaje su medio de vida, y no lo va a dejar así como así. Y a estos mismos les quiere regalar, por los meritos exhibidos, 225.000 € Ibarreche, prueba fehaciente de la catadura moral del sujeto. Tanta dicha lleve como tranquilidad deja.

5 comentarios:

Mery dijo...

Yo no sé cómo aún aceptamos que se viva allí con esa dictadura del terror. Y como dices tu, aquí al lado.
Una vergüenza.

Juan Carlos Garrido dijo...

Tan cerca y tan lejos, ¿verdad?

Saludos.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Juan Carlos, es una verguenza.
Lamentable.
Tienes razón.
Un abrazo.
Estoy con Mery.

Sombras en el corazón dijo...

Cosas tiene la vida inexplicables a veces para la razón humana y lacerantes para el alma.

Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Confío en que, a partir de ahora, a algunos re resulte algo más complicado hacer de las suyas.

Saludos a todos.