Esta casa cierra por vacaciones. No porque el casero se ausente (por cierto, el próximo jueves me voy a la feria de abril, pueden rabiar cuanto quieran los que no gocen de mi misma suerte), sino porque las obligaciones que le exige su atención le resultan demasiado onerosas.
El blog me ha servido para conocer, virtualmente, a gente estupenda, la mayor parte de los que firmáis por en esta página, perfectos desconocidos hasta entonces. También me ha brindado la satisfacción (no negaré que un tanto egótica y, sin duda, vanidosa) de saber que había gente en los confines más remotos del planeta que seguía con pasmosa fidelidad lo que aquí se relataba. Para un autor sin obra impresa, el mero hecho de saber que otros ojos, distintos de los propios, lean sus escritos ya es una grata recompensa.
Ignoro si se tratará de un cese de la actividad permanente, pero sí es indefinido, pues no me marco plazo alguno ni otra condición que la caprichosa y voluble voluntad de un escritor
Mi más sincero agradecimiento a todos ustedes de este seguro servidor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Un grandísimo abrazo, Juan Carlos. No tengo nada más que decir, ya sabes que hemos fraguado una buena amistad entre las redes de internet.
Hasta luego
Lo mismo digo, Julio. Un abrazo.
Saludos.
A veces el arroyo desbocado de la vida nos obliga a estas cosas. Espero que la corriente no te ahogue; para salvarte aquí tienes tu blog y a los que te leemos.
Un abrazo y hasta cuando quieras.
Gracias por tus palabras de aliento.
Un abrazo.
Hombre, no me jodas....
Para un blog que leo...
Vuelve y déjate de historias
Publicar un comentario