ZP, borracho de tripletes y talante, ha irrumpido en la taberna autonómica gritando: “Pon de beber a todos, que invito yo”, gesto propio de quien no tiene donde caerse muerto y habitúa a beber de fiado.
Este ejecutivo tiene por costumbre alardear de que se ha permitido tal o cual dispendio, como si el dinero saliese de sus propias carteras y no de los castigados bolsillos de los contribuyentes. En lo más crudo de la crisis y con el déficit disparándose como nunca se haya conocido antes, siguen gastando a manos llenas, como un boxeador sonado y venido a menos, o una folclórica con familia numerosa, a quien todos esquilman sin piedad.
Pero lo más imperdonable de todo es que, para más INRI, traten de convencernos de que el hecho de que Cataluña perciba más que la media es un acto de justicia: cualquier reparto en el que aquellos que su renta sea superior a la media cobren más que la media es injusto, pues va en contra del principio de redistribución de la riqueza en el que debiera sustentarse la política territorial de cualquier estado.
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2 comentarios:
La justicia gubernamental, para los ricos, y encima los pobres se quedan contentos. Manda huevos...
Es que esto es un reparto de botín de corsarios, por eso nadie se queja.
Saludos.
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