El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

viernes, 21 de enero de 2011

Cuentamé literario y catalán

No es por su natural suspicaz, que haylo, sino por fuerza de escarmientos, que un servidor desconfíe de cualquier autor joven y prometedor al que parecen abrírsele todas las puertas, muy en especial si el citado se ha ahorrado el trabajoso e instructivo paso por el purgatorio de los certámenes literarios.

Unos pocos días atrás, escuchaba en la radio una entrevista al Use Lahoz, que promocionaba su nueva novela, y los elogios que recibía eran tan desmedidos que me venció la curiosidad y traté de buscar algo del autor. Por supuesto, no puede encontrar “La estación perdida”, recién salida del horno, pero sí “Los Baldrich”, la anterior (2009), que le valió el reconocimiento unánime de público y crítica.

Me gustaría afirmar que acabo de descubrir a un nuevo talento de la narrativa patria, pero en las páginas (muchas, casi 400) que albergan la obra no he hallado más que una historia previsible y convencional, y un puñado de personajes planos y monolíticos, algo que queda bastante bien definido por el título de la entrada, aunque quizá no le haga justicia a la serie televisiva.

Hace poco, me preguntaba por los misterios que mueven las entretelas de negocio editorial, esos mismos que determinan que se encumbre a autores como este y se ignoren a otros de mucho más talento y merecimientos, como Antonio Orejudo, Jesús Tíscar o mi amigo Javier Pérez, y debo reconocer que cada vez los encuentro más arcanos e indescifrables.

7 comentarios:

J. G. dijo...

que buen misterio, pero a estas horas ya sabemos la solucción imagino

buen fin de semana

Martha Cecilia Cedeño-Pérez dijo...

Me parece que todo se reduce a "crear" un producto para la venta... ello implica que en estos casos la calidad literaria es lo que menos importa.
Me gusta las cuestiones que planteas.
Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Jesús:
Me temo que el misterio sigue sin desvelar.

Martha:
Es cierto que las editoriales son empresas en las que dominan los criterios mercantiles, pero sigo sin saber cuáles pueden ser.

Saludos.

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

Lo peor de todo esto, amigo mío es que yo tampoco sigo sin saber cuáles pueden ser esos criterios, porque si fueran únicamente mercantiles, estoy dispuesta a aprender qué es lo que hay escribir mientras tanto para que se conozca un autor, le publiquen, le hagan famoso por su nombre y luego, que pueda escribir lo que realmente quiera escribir aunque sea algo incomprensible o no apasione, pero es que ni por esas. No hay forma de saberlo y llevo muchos años dando vueltas en este mundillo. Sí está claro que tiene que ser algo que ellos crean que va a dar dinero, no se arriesgan por ninguna otra razón. No les importa la genialidad, ni la sorpresa, ni ideas complicadas ni un vocabulario que muestre pasión en lugar de monotonía... No les importa nada más que el dinero y cuando ven que se equivocan, te abandonan. Mucho cuidado con lo que firmas, si alguna vez consigues que una gran editorial te agoja bajo su sombra (lo de la sombra es literal, dejas de existir) Un abrazo.

Filisteum dijo...

No hay arcano: es estar donde está el que busca para no hacerlo trabajar buscando

:-)

Filisteum dijo...

Y diile algo a la distribuidora de tu libro, que no lo encuentro ni "pa Dios".

Cosas de vivir en León...

Juan Carlos Garrido dijo...

Javier:
Ya te conté que la editorial cesó la actividadd justo antes de publicarme. Espero que no fuera por mi libro ;-P

Saludos.