Al final, el combate se quedó en nada; Pizarro, el aspirante, se limitó a mantenerse en la media distancia y, aunque mostró maneras con un juego de piernas exquisito y un estiloso jab que manejó con soltura, el campeón, Solbes, se escudó tras una muralla infranqueable de cifras macroeconómicas del año pasado, justo antes de que se les derribase el castillo de naipes que custodiaban desde hace cuatro años rogando: “¡Virgencita, que me quede como estoy!”.
Cierto es que Pizarro se expresó un lenguaje más asequible al ciudadano medio, a diferencia de un Solbes tan soporífero que se le acabó durmiendo un ojo, pero la verdad es que defraudó.
Cualquier aficionado sabe que es el aspirante el que debe buscar las distancias cortas para lanzar ganchos al hígado y directos a la mandíbula, incluso algún golpe bajo la cintura, pero Pizarro fue víctima del miedo al KO. Resultó un espectáculo lastimero ver a un campeón decadente, que apenas acertaba a encontrar sus gráficas, y al aspirante limitándose a bailar alrededor suyo.
Esperemos que lo del lunes sea menos aburrido.
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3 comentarios:
Al menos hay que agradecer el tono sin crispación que emplearon. Por otra parte, en los debates siempre me quedo con la misma sensación: cada uno de los interlocutores habla de lo que quiere, y rara vez entran en un diálogo real; se trata, más bien, de monólogos entrecruzados. Por usar un símil: esto no es un partido de tenis, sino dos partidos de frontón simultáneos. Y, me temo, el de los síderes absolutos será aún más evidente.
La hipoacusia de los políticos es un mal endémico de este país, Juan. En cualquier caso, se agradece el tono pedagógico de Pizarro, aunque no hiciese honor a sus apellidos de aventurero (lo cierto es que, como insinujabas, Juan Carlos, no rompió muchas lianas selváticas).
Acabo de escuchar en las noticias que todo el mundo da como ganador a Solbes, algo que ciertamente me sorprende porque, siguiendo con el símil pugilístico, ninguno pareció asestar un solo golpe digno de mención, y las cartulinas de los jueces deberían estar totalmente en blanco.
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