Por duro que pueda parecer este aserto, eso no le resta un ápice de veracidad. El ciudadano medianamente inteligente no se deja convencer, y mucho menos se aviene a cambiar el color del voto, por un simple discurso. Los políticos, como los publicistas, conocen perfectamente su “target”, esto es, la franja de población susceptible de ser influenciada, y a ellos orientan su campaña, y es por esto que las citadas de dirijen más a las tripas y a los bajos instintos de los votantes que a su cabeza.
Si estoy equivocado, esta noche veremos un debate entre grandes estadistas que expondrán, brillantemente y al detalle, sus programas; si estoy en lo cierto, el PSOE resucitará a los muertos de Irak y el PP a los de ETA.
Se admiten apuestas.
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3 comentarios:
Mi apuesta es la misma que la tuya. Asistiremos, de nuevo, a dos monólogos alternos. Y, me temo, la idea más repetida será aquella tan "racional" de "y tú más".
Juan Carlos:
Entre tú y yo dejaremos parados a todos los Rapeles, Octavios, Lolas y otros adivinos del Reino. Acertaste de pleno con tus augurios sobre el debate.
Julio:
La lástima es que no haga gala de la misma habilidad con la primitiva.
Saludos.
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