El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

jueves, 3 de julio de 2008

Vivo sin vivir en mí.

A diferencia de mi paisana, no espero una vida más alta, sólo más tranquila.
Gastadas, y casi olvidadas, las breves vacaciones, uno se enfrenta a la cruda realidad como si se tratase de una fuerza de la naturaleza, con la resignación ovina de quien asume lo inexorable. Asediado desde múltiples frentes simultáneos, un servidor se apresura a atender a lo urgente y se olvida de lo importante. Un paso fugaz por la oficina me depara miles de correos, en su mayor parte spam, y multitud de asuntos que van a tener que esperar, pues uno no ha aprendido, todavía, a dividirse como las amebas.

Este fin de semana a montar muebles de cocina en el pueblo, y el lunes a Canarias. Después, Dios dirá.

5 comentarios:

Juan Antonio González Romano dijo...

Eso te pasa por no ser profe de Instituto, je, je...
Que te sea leve, amigo

Sombras en el corazón dijo...

Así es la vida. Épocas en las que no pasa absolutamente nada de aburrimiento y rutina total y en un de repente, todo a la vez y sin dar a basto...

Un abrazo y que lo pases bien por Canarias.

Filisteum dijo...

Tiene que ser muy duro irse a Canarias a trabajar.

Como participar en una película porno de técnico de sonido, vaya :-)))

Mery dijo...

Si, mejor ir viendo sobre la marcha. El quid está en disfrutar de lo que se está haciendoo en cada momento (eso dicen, a ver quién es el guapo que lo consigue al cien por cien).
Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Respondo mientras contemplo la playa de las canteras: gracias a todos por vuestros comentarios.

Muy ingeniosa la comparación, Javier, se nota que viene de un escritor de raza.

Saludos.