El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 18 de noviembre de 2008

La cópula de Barceló

No se trata de una errata, sino de una metáfora del placer orgásmico y casi orgiástico que seguro experimentará ZP cuando en la ONU se inaugure esta obra faraónica (al menos en lo que respecta al presupuesto) que responde al huero y altisonante nombre de “alianza de civilizaciones”.

Al igual que Miterrand plantó su pirámide de cristal a la entrada del Louvre, ZP cuenta ya con un legado que resume el espíritu de su mandato: pegotes y churretones, mucho colorido, puro ornamento y nada de fondo.

3 comentarios:

Juan Antonio González Romano dijo...

Pero es que aunque fuese una obra maestra, indiscutible, intachable: ¿es necesario ese gasto? Con la que está cayendo, con el nivel de vida de los países tercermundistas, ¿de verdad esto soluciona algo? Me parece, siendo suave, una obscenidad total.

Juan Carlos Garrido dijo...

En efecto, sin entrar a calificar la calidad(aunque uno admite ser un profano, mi impresión personal es que mi hijo de seis años lo hubiese hecho mejor), este derroche no es más que una exibición de egotismo y megalomanía.

Saludos.

Filisteum dijo...

A mí le gasto no me molesta: el dinero es eso.

Lo que me molesta es el criterio que determina la necesidad, la partida y la finalidad del gasto.

o sea, que hay gastos, hay dispendios y hay derroches.