Ningún servidor público, ni siquiera el último mono, ese que se limita a pegar pólizas y sellar instancias, debiera aceptar prebenda alguna, mucho menos un reyezuelo de taifas. Desde el momento en que su partido ha tratado de quitarle hierro al asunto (en lugar de clamar por su inocencia) resulta patente que Camps aceptó estos trajes, con lo que demuestra ser más tonto que el que asó la manteca.
A la calle con él, por inmoral, por mentiroso y, sobre todo, por tonto. Si han de trincarte, que sea por algo que merezca la pena; ponerse en un brete por un puñado de trajes demuestra una estulticia supina.
Miedo da la altura(en este caso bajeza) intelectual (de la moral no hablamos) de los que nos mandan.
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2 comentarios:
No te falta razón, pero ya sabes que la hipocresía no suele faltar en ningún sitio. Y contra más cobran más roban, es curiosa la degeneración del comportamiento del ser humano.
Un beso!
En efecto, hemos llegado al punto de no escandalizarnos por que pongan el cazo, sino porque lo hagan de esta forma tan tonta.
Saludos.
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