El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 28 de junio de 2011

Sí pero no

Este miércoles, retomamos la limitación de velocidad de 120 km/h en autovías y autopistas. La anterior medida, que limitaba la velocidad máxima a 110 km/h, encarna el paradigma perfecto de ley “Zapatero”: provisional, cosmética, chapucera y de más que dudosa eficacia.
A pesar de llevar más de siete años en el poder, nuestro presidente todavía no ha logrado desprenderse de ese estigma de recién llegado y un tanto advenedizo; de ese aire de novato que, a cada momento, está obligado a demostrar (o al menos intentarlo, aunque sea en vano) que no se encuentra en el cargo por casualidad, incapaz de admitir que no sabe qué hacer o, simplemente, que no hay otra cosa que hacer que esperar a que escampe el chaparrón; de esa forma de gobernar dubitativa y de cara a la galería, en la que cada paso es ejecutado con vacilación y sin dejar de observar las reacciones para recular al menor indicio de descontento.
De ahí esas medidas apresuradas, improvisadas en el café previo al consejo de ministros, con las que pretende ilusoriamente convencer a sus cada vez menos numerosos votantes que el gobierno no se encuentra de brazos cruzados.
Por eso tenemos este ejecutivo de ahora sí y ahora no, de un pasito p’alante y un pasito p’atrás, del quiero y no puedo, de las buenas intenciones y las meras apariencias, de principios de boy scout y ramalazos de asaltaconventos.
ZP se encuentra sitiado: no le quieren los suyos, ni los ajenos, ni el capital. Es bien probable que ahora mismo, de no haber fallecido, no lo hubiera querido ni la madre que lo parió. ZP es un apestado, y eso no es lo peor, sino que todos lo saben, por eso los partidos de taifas le piden un precio cada vez más abusivo por los apoyos de los que precisa para sacar adelante cada ley, aunque no se molesten en disimular los escrúpulos e incluso hagan alarde de ellos.
ZP, con su pueril voluntarismo y sus medias tintas, ha sido el mandatario más dañino para el país de la historia de la democracia, pero ahora ya no sólo es un lastre, sino un cadáver político que está contaminando con su insalubre putrefacción todo a lo que se arrima.
Háganos un favor: márchese cuanto antes y descanse en paz.

5 comentarios:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

He estado un rato viendo " de water" por la tele y es descorazonador.
Parece que a estos bobos les pagamos porque nos tomen el pelo.
Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Quizá sea al revés y nos tomen el pelo porque les pagamos.
Salud.

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

Casi me da más miedo aún el que se acaba de presentar como sustituto... Sé que la ignorancia no es buena y ZP se ha mostrado como tal en toda su legislatura, pero Rubalcaba directamente me parece un personaje siniestro porque miente con todo conocimiento de causa. Un abrazo.

Juan Carlos Garrido dijo...

¿Y qué es preferible, estar en manos de un tonto bienintencionado o de un tipo listo, taimado y sin escrúpulos?
¿Veneno o bala?
Saludos.

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

Tienes razón, hay poca elección, pero la bala no da tiempo ni de cambiar de opinión, a lo mejor con el veneno me da tiempo a pillar el antídoto :))) Ay, que mal amigo mío. Un abrazo.