Los resultados del estudio realizado por la cámara de comercio, por más que se limiten a poner cifras a lo que estaba en boca de todos, son escalofriantes: un ochenta por ciento de las solicitudes de crédito presentadas por las PYMES en enero han sido rechazadas ¿Significa esto, según el perverso (y falaz) argumento esgrimido por los banqueros, que cuatro de cada cinco empresas son inviables? Si fuera así, el país estaría abocado a una catástrofe económica que no se ha conocido ni siquiera en la más bananera de las repúblicas.
Lo que de veras sucede es que, al igual que a la persona con trastornos alimentarios el espejo siempre le devuelve una imagen obesa, al sistema bancario ninguna empresa le parece lo bastante solvente. Mientras tanto, el ministro del gremio (“Solbente”, por más señas) alardea de tener paciencia: de veras la va a necesitar para aguardar a que a los banqueros se les ablande el corazón. No en vano, en su currículo consta el haber llevado al país dos veces a la bancarrota, un mérito difícil de superar.
Por supuesto que los banqueros son muy dueños de hacer con su capital lo que estimen más oportuno… siempre que no hayan recibido dinero de todos. Y no hay que olvidar que la mitad del sector bancario, las cajas, es público.
Nos enfrentamos a una tragedia inédita y descomunal, con la que no sirven los paños calientes y lo que requiere son medidas extraordinarias, como retirarle los avales a los bancos que los solicitaron, intervenir, si es preciso a golpe de decreto, en las políticas de crédito de las cajas, legislar contra las disparatadas formas de pago vigentes en nuestro país (donde se paga, como poco, a 120 días) y conceder una amnistía fiscal a los famosos “Bin Laden”, siempre que las entidades que los admitan los empleen en la concesión de créditos.
Todas estas medidas, que no le costarían ni un euro al contribuyente, se le ocurren a un lego en un par de minutos de estrujar las entendederas: por el contrario, a los sabios que nos gobiernan se les ha acabado el margen de maniobra.
Y si consideran que esto va mal, piensen en que todavía les quedan tres años.
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2 comentarios:
Como no pongan pie en pared, la anorexia, que es una enfermedad (y por tanto, se sale de lo normal)se convertirá en algo rutinario en las finanzas de este país
El gobierno inyectó a los bancos una buena cantidad de dinero, y ahora estos no dan créditos ni a pequeños ni a medianos. Esto se está poniendo cada vez peor, ya da miedo.
Un beso Juan Carlos!
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