Por alguna razón, que este servidor no alcanza a comprender, esta obra de Eloy Tizón se suele incluir en la mayoría las listas que aspiran a englobar a los mejores libros de relatos. Y no es que pretenda postular que carezca de calidad, pues su prosa es delicada y exquisita, pero el autor se limita a plasmar una serie de escenas fijas, emociones o estados de ánimo, algo semejante a un cuadro impresionista, y admito que lo lleva a cabo con notable maestría, pero dista mucho del estallido de acción que cualquiera, al menos quien firma esto, esperaría hallar en un cuento.
Confieso que el libro se lee con facilidad, incluso con placer, y que evoluciona in crescendo, hasta culminar con el relato que da nombre a la compilación, pero mentiría si negase que el libro me ha defraudado, pues las alabanzas sin tasa que había leído sobre él me habían llevado a abrigar demasiadas expectativas.
Aprovecho para saludar a todos desde esta suerte de Manhatan chico, cañí y caótico en el que se ha convertido Benidorm (por supuesto, trabajando)
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3 comentarios:
Tengo miedo si quiera de imaginar, cuantos relatos leídos habrá en tu haber. Miles.
Un abrazo, y aprovecha la cercania del mar. Buen Agosto
Totalmente de acuerdo.
A mí me quedo la misma sensación.
En cambio tiene una novela corta: SEDA SALVAJE, que me gustó mucho más que LA VELOCIDAD DE LOS JARDINES.
Dany.
Mª José:
No te pienses que tantos. A buen seguro, el arriba firmante, Dany, me supera con creces.
Dany:
Ya había oído hablar sobre ella. De momento, tengo en la recámara un tocho con la narratica corta completa de Quim Monzó.
Saludos a todos.
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