Es de todos conocido que, cuando se pudre una naranja, o la retiras de inmediato del cesto, o las adyacentes la imitarán con rapidez. Y es de mero sentido común que Camps debiera haber dimitido cuando comenzó a esbozarse el asunto de los trajes. Y esto sin entrar en el hecho de si era culpable o no, ni siquiera por parecerlo, sino por parecer tonto.
El PP ha adoptado en este caso la estrategia de no hacer nada y rezar para que la agitación se calme sola, pero es evidente que no lo van consentir. Rajoy debiera hacer una buena purga en Valencia; en primer lugar, por mera higiene democrática y, en segundo, por su propio interés, si es que de veras aspira a dirigir este país de locos.
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7 comentarios:
Saludos semanales; que atrapes muchas y nuevas historias del aire flotante a la realidad del papel.
Un abrazo
Te devuelvo la amable visita que hiciste a mi puente.
Gracias por tus palabras.
Un saludo.
Y suerte en tu periplo literario.
(La vas a necesitar)
¿Y dimitirá alguien?
No creo.
me recuerda esto al caso de Micifú y Zapirón...
:-)
Sombras:
Te correspondo con mis saludos y mis mejores deseos.
Oscar Alonso:
Gracias por la deferencia. Por suerte o por desgracia, uno es consciente de que está en la literatura para dejarse la vida, no para ganársela.
Javier:
Lo más probable es que "sea dimitido" algún cargo menor y con ello pretendan arreglar todo.
Saludos a todos.
Pero si es que huele a podrido a los cuatro vientos. En este país la clase política suelta un tufillo cada vez mas insoportable.
El problema es que desde el 2004 vivimos en una perenne campaña electoral y, en vez de barrer de verdad, se oculta la suciedad bajo la alfombra.
Saludos.
Y rajoy, después de perder dos veces contra un zopenzo como Zapatero, ¿a qué espera para dimitir?
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