El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

miércoles, 30 de septiembre de 2009

El talento de Mr. Ripley

Tras la lectura de la primera obra de la exitosa saga de Ripley, no acabo de tener claro qué opinión albergar sobre esta novela.

En primer lugar, se trata de una traducción (de un tal Jordi Beltrán), y esta circunstancia por lo común se hace notar, a no ser que esta provenga de un escritor tan talentoso como el primigenio. En este caso no es que sea deficiente, pero no he podido encontrar en el texto esa brillantez que caracteriza a los grandes autores, y mi nivel de inglés no alcanza para determinar si el original de P. Hihgsmith exhibía esa calidad.

Es indudable que el libro posee grandes virtudes; partiendo de que el protagonista es un asesino, logra que el lector se identifique de una forma bastante sorprendente con él, incluso que se angustie por las dificultades que atraviesa. También encierra mérito, para su tiempo, la circunstancia de que el asesino no sea concebido como un monstruo o un psicópata, sino que se limite a ser un joven egocéntrico y un tanto patético que se encuentra con la oportunidad de perpetrar los crímenes. Por añadidura, resulta interesante, como documento sociológico, para descubrir cómo contemplaban Europa los americanos de los años cincuenta desde su perspectiva de conquistadores invictos.

Hasta aquí las virtudes; en cuanto a los defectos, resulta evidente que la escritora del texto es una mujer, pues el protagonista demuestra un carácter quisquilloso y meticón propio del género opuesto (por supuesto que cada cual carga con sus defectos, pero no esos), y, ante todo, la trama es una mera fachada pintada en cartón piedra que no se sostiene en absoluto. Los recursos de los que se vale para que el protagonista salga indemne de sus tribulaciones resultan bastante cándidos e incluso un tanto pueriles, y no creo que ningún lector objetivo sea capaz de creérselos (un servidor, al menos, nunca lo haría).

Es indudable que la novela se lee con fluidez y con innegable placer, pero de ahí a considerarla una obra maestra media una considerable distancia, al menos a ojos de este pobre ignorante. Confieso que no acabo de entender las claves de su inmenso éxito (en el que se incluyen dos adaptaciones cinematográficas) y no podría afirmar si proseguiré con la lectura de la saga.

4 comentarios:

WODEHOUSE dijo...

Me gusta este blog, mucho, vengo del de Oscar, que vaya disgusto, que haremos sin e´l? enhorabuena

Juan Carlos Garrido dijo...

Ya veremos, amiga. Para retirarnos, los blogeros somos peores que los toreros de casta.

Saludos.

Mery dijo...

Has dado en el clavo: hay ciertos sectores que confunden insistentemente una novela amena con una gran novela.
Un horror de error.
Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Cada vez me cuesta más trabajo encontrar una gran novela, será que uno se vuelve más quisquilloso.

Un abrazo.