Se
ve que, bien el calentón preelectoral, bien este impropio y tórrido comienzo
otoñal, evaporaron el seni de Duran i
Lleida, y no se le ocurrió otra cosa que afirmar que la fruta de los payeses
catalanes se pudre en los árboles porque los agricultores andaluces y
extremeños se funden el subsidio del PER en el bar.
No es la primera vez que escucho esta falacia
(que los impuestos de los catalanes pagan los vicios la mitad sur de España) en
boca de un catalán, pero sí la primera que un político de cierta enjundia y que
no sea un zumbado de Esquerra se atreve a sumar su nombre a lo que es evidente
que constituye un sentir, no me atrevería a decir mayoritario, pero sí de una notable
popularidad en Cataluña. Los nacionalismos, a falta de otra doctrina, por
fuerza han de nutrirse de estas mentiras.
Más
que el hecho en sí de que el Sr. Roca piense esta barbaridad, lo que de veras me
sorprende es que se muestre tan torpe como para manifestarlo delante de cámaras
y micrófonos: hay ciertas incorrecciones políticas implícitas en cada
ideología, si bien, en un país donde la política es el arte del embuste y la
apariencia, jamás se pueden formular abiertamente.
No
obstante, lo que resulta incluso más asombroso es que esta diarrea verbal del
Sr. Roca haya servido, por vez primera y sin que sirva de precedente, para
que PSOE, PP e IU de Andalucía se
ayunten en un ménage à trois tan
antinatural y aberrante para solicitar su reprobación, que solo cabría imaginar
posible si se tratara de una cuestión vital para el destino de la región, como
subirse el sueldo al comienzo de la legislatura.
Columna publicada en El Soplón
Columna publicada en El Soplón
2 comentarios:
Lo triste es que ese ménage a trois sólo lo hagan para defenderse de su inutilidad, porque lo grave no es que los demás piensen que en mi tierra todo el mundo anda en el bar y cobrando el PER, lo verdaderamente grave es que casi 30 años después, en mi tierra siga haciendo falta el PER para que algunos paisanos puedan comer todos los días. Y eso sólo es fruto de la inutilidad de quienes se hacen los ofendidos cuando otros no hacen más que subrayar su fracaso e ineptitud como gestores de la cosa pública con más de 30 años de antigüedad y dineros a espuertas, aunque esos otros lo digan ciertamente con escaso estilo y menos clase.
Y ya paro porque caliento.
Un abrazo
En efecto, las subvenciones debieran ser algo excepcional y eventual, pero esto no disculpa la actuación de quien presumía de ser el paradigma de la moderación.
Saludos.
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