El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 27 de octubre de 2009

Errores de principiante I

Con este título no pretendo postular que un servidor haya abandonado tan dichosa condición (la ignorancia es el estado propio de la felicidad), muy al contrario, circunstancia por la cual los mantengo frescos en la memoria y puedo describirlos con todo lujo de detalles.

1- Mi primera novela merece ser publicada. A nadie, en su sano juicio, se le ocurriría pensar que el primer cuadro que pinta merece ser colgado en un museo, ¿por qué con las novelas ocurre justo lo contrario? La escritura, como todo arte, implica un importante componente de talento, si bien también otro, no menos significativo, de oficio. No obstante, todos los que colocamos por vez primera las tres letras mágicas al final de una resma abrigamos el profundo convencimiento de que acabamos de alumbrar una obra maestra.
2- Mis obras no precisan ser corregidas, basta con el “cepillado” que les dará el corrector de la editorial. Uno no cesa de corregir una y otra vez sus escritos, incluso los primeros, y, en cada ocasión, encuentra puntos a mejorar. Si no fuera así, significaría que se ha dejado de aprender y, por tanto, ya se están criando malvas. Y, si un corrector fuese capaz de mejorar lo que hace un escritor, sería lo segundo y no lo primero (con esto no me refiero a las erratas o pequeños defectillos que a cualquiera se le escapan, sobre todo si se trata de la propia obra, que se conoce casi de memoria y, por tanto, resulta extremadamente sencillo leer sin pasar por las palabras).
3- La escritura podría constituir mi ocupación. Si incluso Juan Manuel de Prada se ve obligado a prestar su imagen a toda clase de tertulias y a los eventos más dispares, pretender vivir de lo que se escribe delata la mayor de las ingenuidades. Uno debe asumir que está en la literatura para dejarse la vida, no para ganársela; para escribir, no para publicar o ganar premios. Sólo entonces podrá reconciliarse con el oficio y disfrutar del mero placer que depara el hecho de escribir.

Continuará…

14 comentarios:

Er Tato dijo...

Pues yo no cometo esos errores. ;-P

Será porque no llego ni a principiante.

Un abrazo

Equipo Blackie Project dijo...

Yo también estoy en esto para jugarme la vida.

Y en el nuevo proyecto editorial que estoy lanzando, ya no me juego la vida, sino que la dejo en el camino.

Pero no se puede vivir de otra manera!

Salud!

Mery dijo...

De acuerdo en todo.
Espero la continuación.
Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Tato:
Para cometer estos errores, primero hay que escribir una novela ¿Lo ha hecho Ud.?

Blackie Project:
Si escribir es una insensatez, editar es una completa locura.
Que no le pase a Ud. nada.

Mery:
Habrá múltiples secuelas, no te preocupes.

Un abrazo.

Er Tato dijo...

No, Juan Carlos, no la he escrito ni entra en mis planes hacerlo, por eso no soy ni principiante, pero yo me refería a los puntos 2 y 3. ;-)

Otro abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Tato:
Para pasar por los puntos 2 y 3 es preciso haber sufrido la inflamación del ego que provoca el alumbramiento del libro.

Otro abrzo más (tengo las costillas molidas).

dany dijo...

Muy interesante el artículo.
La verdad es que el ego es el mayor enemigo del que escribe.

Juan Carlos Garrido dijo...

Así es Dani, pero también su único alimento. Ni contigo ni sin ti...

saludos.

Julio dijo...

Firmo cada una de tus palabras, Juan Carlos

Mián Ros dijo...

Muy buena entrada. Premio a la expresión Sombras; ni un pero.

Incluso pienso que los consejos que reflejas se podrían adaptar a cualquiera de los empleos que conocemos, no sólo al de escritor. Es obvio que porque hayas preparado un día tu primer cocido pretendas entrar en La Dorada de chef.

Es curioso, y viene al caso, pues Beethoven ya nos dejó una perla que decía: "El genio se compone de dos por ciento de talento y el noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación".
Pues a perseverar; sin olvidar la gabardina de humildad aunque sea con talla del dos por ciento.

Un saludo.

Sombras en el corazón dijo...

Bueno, yo dejaría una puerta abierta para los milagros, que de vez en cuando existen (que toquen, es otra cosa) :0)

Un abrazo y a seguir perseverando, que si que da resultado al final
:0)

Juan Carlos Garrido dijo...

Julio:
Voy a tener que denunciarte por plagio ;-)

Miánros:
El problema es que los escritores solemos exibir un nivel de ego muy por encima del promedio.

Sombras:
Como decía en el punto 3, ya tengo mi milago, cada día que escribo y me complace lo que hago (aunque dentro de unos meses lo encuentre pueril y nefasto).

Saludos a todos.

Karuna dijo...

Me ha gustado el post, ¿por qué lo de encontrarlo pueril en unos meses? ;-)

Ah, alentador lo que he leído por arriba acerca de lo que dijo Beethoven... aunque viendo muchas publicaciones la premisa no siempre se cumpla.

Saludos!

Juan Carlos Garrido dijo...

Karuna:

Lo que suelo encontrar pueril es mi producción literaria en cuanto pasa algo de tiempo, pues apenas estoy comenzando a aprender y, casi de un día para otro, noto los progresos, por lo que los textos antiguos los encuentro llenos de fallos.

Saludos.