Sin duda alguna, este es uno de los autores más injustamente arrinconados e infravalorados. Resulta increíble que el creador de “Martín Edén” (que, a pesar de que sus personajes son planos y arquetípicos, es una de las mejores novelas que se han escrito sobre escritores y que debería ser de obligada lectura para quien pretenda serlo) no ocupe un lugar preferente entre los autores recomendados a los escolares, pues son precisamente del tipo que despierta adicción a la página impresa.
Sus personajes al límite (“Las mil docenas”) son un presagio e inspiración de lo que nos resultó novedoso en Auster, y sus cuentos del ártico o los mares del sur encierran la magia de las historias contadas a la luz de las ascuas por rudos aventureros. “Antes de Adán” sin duda le fue muy util a Roy Lewis para alumbrar su memorable “El fin del pleistoceno”, e incluso para sí mismo a la hora de concebir lo que casi fue su canto del cisne, “El vagabundo de las estrellas”.
A ver si alguno de los que se pasan por esta página recoge el guante.
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