Un robo en toda regla, y no otra cosa, es el tristemente célebre cristinazo. En primer lugar, porque ha despojado de sus ahorros a muchos abnegados argentinos que, con todo su esfuerzo, procuraban acumular una reserva para su vejez. Pero, tan grave como este lamentable hecho, es que, junto con los fondos de sus ciudadanos, ha robado al país su prestigio internacional y la confianza que inspiraba a los inversores extranjeros, algo que cuesta decenas de años conseguir, pero que se evapora con una mala maniobra. Con esta fechoría de puro bandolerismo, esta dirigente irresponsable ha logrado que su país entre en el club de indeseables irrespetuosos de la legalidad que capitanean Hugo y Evo ¿Quién se aventurará ahora a invertir en Argentina?
Señora (es un decir) Cristina: tenía Ud. la gallina de los huevos de oro y se la acaba de comer frita ¡Qué preclara inteligencia la suya (la honradez ni la citamos)! Qué lástima que ese magnífico país vuelva a ser víctima de sus gobernantes.
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2 comentarios:
Vaya, parece que no salen de una y ya están en otra. Que mala suerte.
Un abrazo
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